Hay veces que debemos dar vuelta a la página, otras bien vale la pena quedarse estacionado un buen rato en la misma, releerla y encontrar en cada frase un nuevo contenido al hacerlo.
Repasar la vida nos hace encontrarle sentido a sucesos que al momento de vivirlos nos fueron indiferentes, inútiles, absurdos.
Recrear en la memoria esas vivencias nos hacen sentir de nuevo emociones que parecieran haber quedado en pausa, quizá nos duela no haberlas dimensionado en su momento, quizá sea que es ahora cuando nos viene bien encontrarles el significado.
De vez en cuando conviene quedarse en esa página que se leyó a la ligera, o distraída.
Hojear el libro de nuestra historia, que quedó impresa en el corazón, capítulos de esperanza, de desolación, de felicidad, de angustia, de bienvenidas y despedidas.
Releer frases que los ausentes dejaron, reír de nuevo de añejas bromas, encontrar la sabiduría de sus dichos y actitudes.
No me aferro al pasado, pero me recreo en sus páginas y en ellas encuentro el contenido que llena los vacíos de mi presente.
Quizá no tengo prisa en dar vuelta a la página, porque mi historia sin ser un cuento de hadas, teniendo tintes de tristeza, de dolor, tiene en su mayor parte los colores que les dan el amor, la honestidad, la lealtad, la amistad, y los valores.
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