domingo, 3 de diciembre de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

PENSAR SINTIENDO
Tuve la oportunidad de asistir a la entrega del Premio Internacional de Poesía Manuel Acuña en Lengua Española 2017.  El evento se llevó a cabo en el Palacio de Gobierno en la ciudad de Saltillo el pasado miércoles 29. En esta quinta edición la ganadora fue la cuentista y poeta española Ana Isabel Conejo Alonso con su poemario intitulado “Todo lo abierto”, obra escrita a principios de este año, luego de que le diagnosticaron un cáncer de mama.  Como ella misma dice, tuvo un efecto catártico en su proceso emocional para enfrentar una enfermedad de tal magnitud. Sus palabras de agradecimiento estuvieron cargadas de emoción, de hecho, tuvo que interrumpir su discurso un par de veces a causa del llanto.
     Al  referirse a la disciplina literaria que la llevó a ganar este premio, la galardonada  manifestó que la poesía, lejos de ser un adorno inútil como pudiera parecer de primera intención, es un instrumento transformador de la sociedad. Hizo énfasis en que este género literario tiene una importante función social, porque “La poesía es una forma de pensar sintiendo”. Ahondando un poco en sus palabras, hay que decir que es precisamente esta característica del lenguaje poético la  que lo vuelve un modo de expresión tan único, tan íntimo, tan envolvente. Nace de lo más profundo de la emoción del poeta, y va a estremecer a quien lo lee. Lo consigue  mediante la música de las palabras y la esencia muy humana –como llama viva--  de sus contenidos.
     El cáncer es una enfermedad cada vez más frecuente en nuestro medio, se estima que   en una de cada 3 familias mexicanas, en un momento dado, aparecerá la enfermedad, y según la UICC, cada año se diagnostican 128,000 nuevos casos.  Obedece a factores químicos, físicos y biológicos, de manera que esos conceptos populares para prevenirla o curarla de forma natural,  no dejan de ser eso, productos del pensamiento mágico que se topa de frente con el rigor científico al cual hay que atender para salir adelante.
Ahora bien, a pesar de ser cada vez más frecuente este mal, estamos poco o nada preparados para enfrentar un diagnóstico de tal naturaleza, ya sea  en nosotros mismos o en un ser querido. Cuando el mal físico se presenta hace zozobrar todas las esferas del paciente y de su familia cercana, se necesitan asideros para no hundirse después de recibir la noticia.  Es así como las palabras de Ana  Isabel  representan una tabla de salvación que encuentra el náufrago en  medio del río revuelto, y que definitivamente le habrá de ayudar a llegar a buen destino, a pesar de la turbulencia de las aguas.  Como señalaba en el párrafo anterior, para salir delante de esta enfermedad no hay remedios mágicos, pero sí buenas oportunidades de remisión en muchos de los casos, o de tratamientos paliativos en aquellos que, por su avanzada condición, no  alcanzan una remisión total.  De este modo la palabra escrita cumple una doble función, como señala de manera acertada la poeta, tiene una función catártica, además de que permite transmitir a otros –comenzando por los seres queridos—los estados emocionales que se están padeciendo en un momento dado, dentro del obligado Camino de Santiago personal, uno  que se vive, no por una semana como el de Compostela, sino a lo largo de lo que resta de vida.
     Otro rasgo muy definitorio de Ana Isabel es la forma como se expresa con relación a la mujer, postura muy definida en ella, que dio pie a una de las poesías leídas durante la ceremonia,  que se intitula “Todas nosotras”.
     Me permito compartir un fragmento de su poemario que dibuja de cuerpo entero a la poeta quien, por cierto, está muy orgullosa de sus cicatrices quirúrgicas.  Las  identifica como parte de su propio ser, de manera que no piensa desterrarlas atendiendo a la estética, sino conservar con orgullo como parte de su  geografía personal.  Con esto termino:
Yo no soy
                        De miel.
De luz.
De aire.
Yo no soy esta herida.
No soy solo esta herida.
Claveles rojos
me estallan en la boca
si pienso un beso.
Yo no soy solo el pecho cercenado,
la maltratada carne.
Yo soy por dentro vuelo,
soy esa oscuridad
de noche con estrellas
que se puede habitar como una casa
De miel.
De luz,
De aire.
Yo no soy una víctima.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario