PENSAR SINTIENDO
Tuve la oportunidad de asistir a la entrega del Premio
Internacional de Poesía Manuel Acuña en Lengua Española 2017. El evento se llevó a cabo en el Palacio de
Gobierno en la ciudad de Saltillo el pasado miércoles 29. En esta quinta
edición la ganadora fue la cuentista y poeta española Ana Isabel Conejo Alonso
con su poemario intitulado “Todo lo abierto”, obra escrita a principios de este
año, luego de que le diagnosticaron un cáncer de mama. Como ella misma dice, tuvo un efecto
catártico en su proceso emocional para enfrentar una enfermedad de tal magnitud.
Sus palabras de agradecimiento estuvieron cargadas de emoción, de hecho, tuvo
que interrumpir su discurso un par de veces a causa del llanto.
Al referirse a la
disciplina literaria que la llevó a ganar este premio, la galardonada manifestó que la poesía, lejos de ser un
adorno inútil como pudiera parecer de primera intención, es un instrumento
transformador de la sociedad. Hizo énfasis en que este género literario tiene
una importante función social, porque “La poesía es una forma de pensar
sintiendo”. Ahondando un poco en sus palabras, hay que decir que es
precisamente esta característica del lenguaje poético la que lo vuelve un modo de expresión tan único,
tan íntimo, tan envolvente. Nace de lo más profundo de la emoción del poeta, y
va a estremecer a quien lo lee. Lo consigue
mediante la música de las palabras y la esencia muy humana –como llama
viva-- de sus contenidos.
El cáncer es una enfermedad cada vez más frecuente en
nuestro medio, se estima que en una de cada 3 familias mexicanas, en un
momento dado, aparecerá la enfermedad, y según la UICC, cada año se
diagnostican 128,000 nuevos casos. Obedece
a factores químicos, físicos y biológicos, de manera que esos conceptos populares
para prevenirla o curarla de forma natural, no dejan de ser eso, productos del pensamiento
mágico que se topa de frente con el rigor científico al cual hay que atender
para salir adelante.
Ahora bien, a pesar de ser cada vez más frecuente este mal,
estamos poco o nada preparados para enfrentar un diagnóstico de tal naturaleza,
ya sea en nosotros mismos o en un ser
querido. Cuando el mal físico se presenta hace zozobrar todas las esferas del
paciente y de su familia cercana, se necesitan asideros para no hundirse
después de recibir la noticia. Es así
como las palabras de Ana Isabel representan una tabla de salvación que
encuentra el náufrago en medio del río
revuelto, y que definitivamente le habrá de ayudar a llegar a buen destino, a
pesar de la turbulencia de las aguas.
Como señalaba en el párrafo anterior, para salir delante de esta
enfermedad no hay remedios mágicos, pero sí buenas oportunidades de remisión en
muchos de los casos, o de tratamientos paliativos en aquellos que, por su
avanzada condición, no alcanzan una remisión
total. De este modo la palabra escrita
cumple una doble función, como señala de manera acertada la poeta, tiene una
función catártica, además de que permite transmitir a otros –comenzando por los
seres queridos—los estados emocionales que se están padeciendo en un momento
dado, dentro del obligado Camino de Santiago personal, uno que se vive, no por una semana como el de
Compostela, sino a lo largo de lo que resta de vida.
Otro rasgo muy definitorio de Ana Isabel es la forma como se
expresa con relación a la mujer, postura muy definida en ella, que dio pie a
una de las poesías leídas durante la ceremonia, que se intitula “Todas nosotras”.
Me permito compartir un fragmento de su poemario que dibuja
de cuerpo entero a la poeta quien, por cierto, está muy orgullosa de sus
cicatrices quirúrgicas. Las identifica como parte de su propio ser, de
manera que no piensa desterrarlas atendiendo a la estética, sino conservar con
orgullo como parte de su geografía
personal. Con esto termino:
Yo no soy
De miel.
De luz.
De aire.
Yo no soy esta herida.
No soy solo esta herida.
Claveles rojos
me estallan en la boca
si pienso un beso.
Yo no soy solo el pecho
cercenado,
la maltratada carne.
Yo soy por dentro vuelo,
soy esa oscuridad
de noche con estrellas
que se puede habitar como una
casa
De miel.
De luz,
De aire.
Yo no soy una víctima.
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