domingo, 15 de julio de 2018

"Dolor de parto" por María del Carmen Maqueo Garza



Tengo un amigo que es más que eso, es mi hermano.  Nos hermanamos uno al otro, sobre todo en tiempos de crisis.  Lo hemos hecho en los momentos de  grandes pérdidas,  igual ha sido para compartir nuestros ratos más felices.  Mucho lo vivimos de forma cotidiana  al coincidir en  un gusto común: el amor por la palabra escrita.
   La distancia se ha convertido en una excusa para comunicarnos a través de  otras vías, ¡bendita tecnología!.  Él en Nicaragua, yo en México, el espacio entre uno y otro país, ancho y convexo, como un limbo celeste que nos salva de morir, cada uno desde su propia agonía.
   Acaba de compartirme un fragmento que recién se ha publicado en su tierra. Es la esperanza que nace gritando en el dolor de parto más desgarrador.  Extraigo de él algunas líneas que dan cuenta de la situación que se vive en aquella nación centroamericana, algo que nos llega como dicho en voz muy baja, entre susurros. 
   Es una crisis humanitaria que coloca a la muerte como un francotirador caprichoso, que dispara a matar cuando menos se espera.  
   Aquel es un país en el que lo más cotidiano lleva un riesgo, así, ir por un litro de leche o un medicamento para el niño, puede significar no volver nunca, terminar olvidado, confundido  entre los maltrechos polvos de una historia que poco ha de contarse.

"Del muro de la escritora Nadine Lacayo:
Domingo, lunes y martes en Diriamba:
[...]Ya los muertos de Diriamba fueron enterrados esta misma tarde, sin cantos ni banderas.  Los sepelios fueron muy tristes, en medio de un silencio de derrota, solo la familia y unos cuantos estuvieron. Ellos nos miraban callados, apostados con sus armas y capuchas negras en la entrada y en las esquinas del cementerio.  Tienen el control total de esta pequeña ciudad y actúan como un ejército de ocupación.
[...] La gente sigue encerrada y todos masticamos un sentimiento terrible de dolor, miedo y derrota.   Yo sé que vamos a seguir [...] Nos levantaremos de nuevo, mientras tanto poco a poco vamos a volver a respirar la misma esperanza de todos."

¡Cuánto dolor y qué impotencia se respira en esas líneas! Dios permita que Dios exista para ellos.
     

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