domingo, 13 de septiembre de 2015

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Y así de repente, uno se convierte en suegra.

Nada más satisfactorio que ver a los hijos que en plena conciencia y enamorados hasta las cachas deciden unirse con la persona que eligen como la ideal para compartir su vida, más todavía cuando esa pareja llena y rebasa incluso nuestras expectativas, las cuales como buenas madres cuervas mexicanas no son pocas.

Tener yerno, nuera, una extensión de la familia es muy gratificante en estas circunstancias, pero no puede uno abstraerse a ese miedo de llegar a ser la suegra, personaje que tanto se ha criticado, que es más que ninguno blanco de chistes negros, de críticas severas, pocas, muy pocas veces la suegra es digna de reconocimiento.

Ser suegra requiere de dosis altas de prudencia, de objetividad, de amor no solo al (a) hijo(a) sino a su pareja. No convertirse en juez, no dar consejos no solicitados, aprender a oír y callar, y de preferencia no prestar oídos a aquellos temas que involucran estrictamente a la pareja. Reconocer los límites de nuestra participación en esta relación, no querer ser parte de él, pareja es de dos, pero estar al lado brindando hasta donde se nos solicite y se nos necesite nuestro apoyo.

Ser suegra, es para mi una profesión en la cual me inicio, papel que dentro de los que me hayan tocado en la vida, creo es de los más difíciles porque requiere de tacto,de sentido común, de mis actos y de como se interpreten, de no dejarme llevar por el amor a mis hijos y no colocarlos como víctimas de situaciones de conflicto sino como partícipes del mismo y sobre todo no querer fungir como árbitro en un juego en el que no he sido invitado a participar, y si lo soy, hacerlo con la mayor neutralidad posible.

No ser invasiva, no pretender manipular, ser auxilio, consuelo, no tomar el papel de una madre para la pareja porque ese es único e irreemplazable, y dejar al hijo (a) su identidad e independencia, con voluntad y decisiones propias y no el niño (a) consentido (a) de mamá, quizá esto último es una de las principales causas de que nos convirtamos en esos seres indeseables que siempre dan la razón a sus hijos y que buscan tener con ellos cierta complicidad que deja por fuera a la pareja.

Novata en estas faenas, con mucho que aprender, con la mejor intención de romper esquemas de la suegra bruja y ser para estos dos nuevos integrantes de mi familia en el año, una suegra a todo dar.

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