Protección
Cuando el peligro abundó en la calle por la delincuencia organizada, actuamos como la gallina que cubre a sus polluelos para evitar se los coma el gato.
El control llegó a extremos se frenaban los largos recorridos en vehículo o viajar solos, en especial de noche. Hasta nos ofrecíamos para llevarlos a las fiestas y los horarios se restringieron.
Esa realidad ha cambiado al frenar a la delincuencia. Los lugares de esparcimiento de los jóvenes recuperaron su clientela y hasta altas horas se les ve disfrutando.
No queremos que vuelvan esos días de incertidumbre, lo que sí es mantener los niveles de cuidados a nuestros jóvenes.
Bajo los brazos protectores de los suyos correrán menos peligros. Con o sin delincuencia.
jvillega@rocketmail.com
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