domingo, 14 de febrero de 2016

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo

En el par de meses que ha pasado desde que mi querido Don Jorge Villegas fuera reclamado por el cielo, dejándonos  un hueco imposible de llenar, he buscado qué poner en su espacio –la entrada No. 6 de mi blog desde su primera edición—pero nada me satisface.  Por ello me he fijado una meta, por un tiempo me volveré aprendiz de la maravillosa  concisión del maestro Villegas, eso sí, la más torpe de los aprendices, pues a mí me  acomete  la profusión de palabras cada vez que leo la vida y me da por compartirla.  Pero, como con otros menesteres del oficio de escribir, me he propuesto disciplinarme, y atrapar en textos breves --viñetas--  esas estampas que   se me quedan prendidas a los sentidos cuando voy por la calle,  el mejor escenario para ver la vida de un modo genuino.  Va la primera, pequeñita y atípica  esta vez, porque ya me desbordé en explicaciones.

Hay que ser un poco locos,  cantar aunque vaya uno  solo,   sonreír a otros aunque no te correspondan, y dar el paso,  aun cuando  fuera tu turno para  hacerlo, algo que no te quita nada  y mucho bien hace para el imaginario emocional del mundo. .
   Como hace el agua sobre la roca, es la constancia y no la fuerza la que finalmente  suaviza  asperezas.
   Esta tarde he  llegado a la conclusión de  que hacerlo es además una  excelente medida preventiva  que   salva de  la contagiosa condición de sentirse muerto, que algunos por ahí llaman  "depresión".

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