Ningún hombre es una isla
absoluta por sí mismo.
Cada uno es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si un terrón ha de ser desintegrado por el mar,
Europa disminuye de tamaño.
Así como si fuera un promontorio.
Así como si fuera tu propia casa,
o la casa
de un amigo.
La muerte de cada hombre me disminuye,
puesto que soy parte de la raza humana,
por lo tanto, no manden a nadie a averiguar
por quién dobla la campana,
que dobla
por ti.
Estas
famosas palabras de John Donne no fueron escritas como poema en su forma
original –el pasaje está tomado de la Meditación 17 escrita en prosa en 1624 bajo el título de Devociones para
Ocasiones de Urgencia.
Tomado de http://www.poemhunter.com/poem/no-man-is-an-island/ el 7/4/15. Traducción mía.
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