domingo, 10 de abril de 2016

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

Con frecuencia la gente me pregunta “¿y todavía escribes?” Como si escribir fuera una moda pasajera, un simple gusto que en cualquier momento se desecha.  
   ¿Cómo explicarles entonces que la palabra escrita y yo hicimos un pacto para toda la vida, desde  hace muchos años, cuando ella acudió en mi auxilio,  a rescatarme de las sombras de mi propia noche? 
   ¿Cómo hacerles entender que escribir no es un vestido que se pone o se quita, o que se tira para  estrenar uno nuevo, y que es en cambio la desnuda piel con que se siente al mundo, los ojos con que se mira?… 
   No tiene sentido desgastarme tratando de explicarlo.  Tendrían ellos que asomarse al precipicio de mi propia historia para comenzar a entenderlo, así que mejor me despido con cierta prisa, argumentando esto o aquello, y me voy, antes de que sus palabras inquieten a la mía, la que traigo a la espalda como lleva la madre a su niño su niño pequeño, como la carga más amada de su historia. 



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