A lo largo de la vida se presentan situaciones en las que se interrumpe por un tiempo nuestro habitual bienestar. Puede ser a causa de una enfermedad, o de un problema familiar o de trabajo, que nuestro acostumbrado ritmo para hacer las cosas sufre un traspié, y nos vemos obligados a cambiar la rutina.
Son cuestiones inevitables por las que habremos de pasar, de modo que podemos hacerlo de dos maneras, o en actitud negativa, renegando y ofuscados, o en actitud positiva, como algo que no está en nosotros impedir, acogiéndolo de buena manera.
Cada dificultad encierra una magnífica oportunidad para aprender: La enfermedad nos hace valorar en todo lo que es la salud, de modo de bendecirla y trabajar por recuperarla, y a la vez nos condiciona un ejercicio de humildad, frente al dolor, frente a la incomodidad de algún procedimiento, frente a nuestros seres queridos quienes crecen a través de nosotros en el amor al prójimo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario