domingo, 5 de marzo de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


La vida nos coloca de pronto en situaciones que nos hacen reconsiderar nuestras actitudes.

Ayer tuve que hacer trámites en el banco, y eran varios pagos, ojalá fueran depósitos, pero no, eran pagos.

La cajera que me atendió parecía estar malhumorada, cansada, de ingreso reciente a la institución quizá bajo presión del aprendizaje de muchas cosas.

Por lo que sea, pero su trato fue tan impersonal y hasta podía llamarlo rudo, que la verdad me hizo sentir molesta, contrario a mi estilo, no dije nada,.lo cual seguramente no hubiera ayudado, me felicité por ello. Me entregó comprobantes precipitadamente y yo los guardé sin apenas mirarlo, tenía que desalojar la ventanilla lo antes posible, ese era el mensaje que sin mediar palabras la actitud de la chica me transmitía. Di las gracias, y por dentro me dije ¿de qué? y me retiré.

Por la tarde, la chica me llamaba, con tono de voz por demás suave, me solicitaba con suma educación, le hiciera el favor de buscar un comprobante que me había dado equivocadamente. ¿Era la misma?, no lo parecía,¡pero sí! Me explicó tendría un serio problema de no encontrar ese papel que comprobaba un pago y yo lo tenía.

Así, en una situación cotidiana, por demás trivial la vida nos dio a ella y a mi la ocasión de conocernos en otro plano. Esta era mi oportunidad para mostrarle que la vida nos enfrenta a nuestros hechos a veces demasiado rápido, y que nuestra irritabilidad y malas actitudes nos pueden hacer agredir a alguien que no lo merecía y de quien después dependería salir de una situación complicada.

Yo creo que a todos la vida nos coloca en estas circunstancias en múltiples ocasiones, generalmente de mayor complejidad y repercusiones que ésta, y es así como nos va enseñando a no hacer presa a los demás de nuestras frustraciones y de nuestros problemas, porque arrepentirse a veces no será suficiente.

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