domingo, 23 de septiembre de 2018

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Existe una cualidad en las personas que las hace ser especiales, que nos atrae como imán hacia ellas, y al hacerlo darnos una sensación de bienestar, de felicidad. La empatía, esa maravillosa herramienta que todos necesitamos más de una vez en la vida, pero que no todos poseemos, 
     Acercarse a esas personas, cuando estamos pasando por un mal momento. Sin importarles siquiera si nuestro pesar es exagerado ante el suceso vivido, nos cobijan con su afecto, con su mirada, porque nadie puede ser empático si no te muestra interés en la voz, o te mira directamente, te sonríe y en vez de juzgarte si cometiste algún error, te minimiza la culpa, te plantea soluciones, tiende a cambiar el rumbo de tu negatividad hacia otros horizontes mejores.
     Ser empático, no es compadecer, es mucho más que eso, es tener la capacidad de entender la afectación del otro, brindarle tiempo, ser solidarios con él, comprenderlo y al mismo tiempo tener la capacidad de darle afecto, de sembrarle optimismo, de hacerle sentir que tenemos tiempo para dedicarle y a veces, con palabras, con mirada o con una caricia,  reconfortarlo.
     La empatía emocional, requiere ponernos en los zapatos del otro, tener esa bendita cualidad de poder sentir en carne propia el sufrimiento ajeno, en la magnitud del que lo está padeciendo, por mínimo que éste sea a nuestro juicio, y poderle transmitir esa inigualable sensación que da el saber, que no estamos solos y la palabra que mitigue la pena,el acompañamiento que nos permita alejarnos del sufrimiento y cobijarnos en el afecto.
     Ser empático requiere tolerancia, humildad, afecto, comprensión, sensibilidad para dejar a un lado la individualidad y transformarla en solidaridad.

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