jueves, 9 de diciembre de 2021

2 CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Nunca me había tocado una época tan sombría como esta de la pandemia. Todo el mundo devastado por la enfermedad, la muerte, la desolación, obligados al confinamiento. En medio de tan miserable escenario, la vida me sorprendió con el acontecimiento más sublime después del de haberme convertido en madre, ¡¡sería abuela!! y por si esto no fuera suficiente, lo sería por partida doble

Y entonces cada semana, no eran tan solo una sucesión de hechos que lamentar, sino la celebración de vida de unos seres que día a día crecían y hacían crecer en mi corazón la gloria de saberme abuela.
Emociones que se me agolpaban en mente y corazón: por un lado los temores de conocer los riesgos de un embarazo gemelar, por el otro ver que todo transcurría satisfactoriamente, en manos de Dios y de un experto y querido médico, nos auguraba llegar a un buen destino.
Supimos pronto que serían dos varoncitos, presurosos decidieron llegar antes de lo esperado, pequeños pero vigorosos, unos preciosos muñecos vivientes que vendrían a dar felicidad a tanta gente que ansiábamos su llegada.
Estos bebés, gestados y nacidos en pandemia, son aliciente para continuar con esperanza. Su risa, mirada tierna, su inocencia y alegría, el ver en ellos la continuidad de la vida, me hace dejar pesimismos, fortalecer la fe, y procurar con todo el amor que este par de adorados bebés me inspiran que sean felices.

En lo que a mi respecta, quiero que sepan hoy y siempre que pueden contar conmigo incondicionalmente, que me han hecho la mujer más feliz del mundo y que gozo día a día de saberme abuela de ellos.
Rodrigo y Ricardo, pequeños tesoros que me llenan el alma, canto de vida en medio del caos, maravilla terrenal que solo puede ser regalo de Dios.

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