Alto
La verdad, ya me harté de conversar sobre los horrores de la violencia.
Todo mundo tiene una historia que contar; pasó en su barrio, en su familia .Hay crónicas de miedo sobre tiroteos en la calle, en los caminos.
Platican del comerciante extorsionado, del adolescente tableado.
Se alimenta así el desaliento y se concreta el terror buscado por los delincuentes,
Quizá debemos zafarnos de esa vorágine de terror que nos obsesiona y enerva.
Proponernos ya no conversar sobre temas macabros: Menos que nadie con los niños.
Vamos a pensar ,en cambio, en hacer algo. Lo que sea. Menos quedarnos quietos .
jvillega@rocketmail.com
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