PAN Y CIRCO MEDIÁTICO
En los últimos doce días el levantamiento civil en Egipto ha venido a desplazar los manidos asuntos domésticos de Kalimba y el JJ, mismos que vergonzosamente ocuparon la atención, los espacios y los recursos millonarios de muchos medios noticiosos, por un tiempo increíblemente prolongado. Se cumplen los plazos de los que habla el maestro Don Jorge Villegas, cuando afirma que no hay noticia que aguante más de quince días ocupando los titulares de cualquier espacio informativo. En este caso quedó visto que ambos asuntos generaban importantes dividendos, pues se prolongaron mucho más allá de lo que han durado en exhibición otras noticias, poniendo en evidencia que el manejo de estas notas informativas correspondió al de un producto bien cotizado en el aparador de cualquier tienda, en aras de mantener un nivel de ventas idóneo.
Entre aquellas notas nacionales que ponen de manifiesto una serie de inconsistencias de nuestro aparato gubernamental, y la situación en Egipto, se quiso colar el asuntito del BBC Top Gear: Tres locutores muy británicos aplican un humor muy británico al referirse a México como un país que no tiene nada interesante qué mostrar al mundo; aseverando que nuestra gastronomía es un asco, y que el mexicano típico se halla en la molicie perenne. En lo personal más que enojarme, sus palabras me causaron risa, pues paradójicamente exhiben su limitación cultural. No es en modo alguno gratuito que la UNESCO haya inscrito a la fecha treinta y tres riquezas mexicanas como patrimonio cultural de la humanidad, algo que, queda visto, estos señores ignoran. Además de que nuestra gastronomía es una de las tres más ricas a nivel mundial, lo que obviamente desconocían cuando se refirieron a nuestros platillos de manera asquerosa. Si estos señores en realidad estuvieran bien informados, nos podrían haber “hecho garras” refiriéndose a desviaciones graves que además de cometer, nos encargamos de publicitar a los cuatro vientos. Afortunadamente nos salvó la campana de su absoluta y altiva ignorancia.
Volviendo al tema inicial, saturamos los medios informativos con notas que nos llevan al nulo desarrollo de una cultura ciudadana. Lejos de fomentar la esperanza generan, por un lado el morbo, y por el otro la marginación, y lo que es peor, de manera subliminal cada nota amarillista que se repite, constituye una apología de aquellas conductas reprobables que supuestamente denuncia. Volvemos a un asunto al que se han referido los expertos hasta el cansancio, en cuestión de combate a la delincuencia los números duros no corresponden a las intenciones, pues se anuncia con bombos y platillos la captura en tiempo real de miles de delincuentes… Lo que no se nos dice es que a la vuelta de semanas o meses, por falta de méritos, esos mismos delincuentes quedan en libertad. .
Y lo que es peor, se ha hecho una suplantación de la autoridad judicial por parte de los medios de comunicación. Inmersos en una parálisis de nuestro sistema, se hace la presentación de los supuestos delincuentes frente a cámaras y micrófonos, en lugar de turnarlo a la autoridad correspondiente. El auditorio tiene acceso libre a los interrogatorios, lo que es a todas luces violatorio, y luego sucede que más delante el detenido se niegue a hablar frente a la autoridad formal, pues como dijo el JJ en su momento “yo ya no hablo, porque ya declaré ante las cámaras”.
Ahora vienen a mi mente escenas del caso Paulette: Adela Micha convertida en juez interroga de manera exhaustiva a la madre de la pequeña, como pretendiendo que por agotamiento, finalmente diga lo que el público ansioso espera escuchar desde sus hogares: “Sí, yo la maté”, para un final apoteósico que marque un hito en la historia de los medios informativos audiovisuales ¡Bravo, bravo!
En el caso Kalimba el juego mediático, y el propio procurador de QR desatienden las garantías de resguardo de identidad que la ley otorga, tanto a menores de edad, como para casos de presunta violación. Inclusive alguna conductora propuso la realización de un “casting” de niñas violadas…
Resulta urgente la profesionalización de los medios informativos, así como la creación de un código de ética para todos los involucrados en la producción, realización, conducción y transmisión de notas informativas, que permita la dignificación y el empoderamiento de las audiencias. Desgraciadamente mientras sean los intereses de tipo económico los que señalen el rumbo de las cosas, poco o nada se conseguirá respecto al crecimiento del público receptor.
Insistimos una vez más en la campaña que se ha echado a cuestas el Consejo de la Comunicación, la creación de un México de lectores, que forme ciudadanos críticos, capaces de identificar y eventualmente corregir el curso de la nave en la que vamos todos.
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