A la memoria de Celia Catalina Cuevas Reyes, funcionaria de Comercio Exterior de la Aduana, caída en el cumplimiento de su deber en esta guerra civil absurda.
Te levantas como cada mañana, te pones bonita, ensayas alguna nueva sonrisa en el espejo antes de salir de casa, y la repasas en el retrovisor mientras manejas. Portas tu uniforme con orgullo, colocas en la solapa el “pin” de grado que recibiste con tanto orgullo hace apenas unos cuantos meses.
Llegas a la oficina con gesto divertido, traes el cabello aún húmedo, limpias tu escritorio y das una rápida acomodada a los cajones. El color adusto del viejo y pesado mueble en el que habrá despachado el mismo Santoscoy, contrasta con tu cara poblada de sonrisas. Apuras los últimos sorbos de tu café del Oxxo, te sacudes de las manos las migajas que te delatan: “Mañana empiezo la dieta”. En medio del recinto te encuentras con una sonrisa cómplice de alguien que hace lo mismo en ese mismo instante, borrar con gesto travieso las evidencias del pecadillo mañanero…
Buscas en tu bolso el lápiz labial; como cada mañana, el que te pusiste al salir de casa ha quedado repartido en todo el borde del vaso de unicel. Ese color te queda bien, te han dicho varias compañeras.
En lo que llega trabajo hojeas con desenfado el periódico del día: ¡Cuánta violencia! Bueno, al menos las tiras cómicas son divertidas; recuerdas tu infancia. Checas en la cartelera cuando estrenan la película que has estado esperando.
Detienes tu mirada en la foto de los novios en la sección de Sociales, quién sabe qué memorias vienen a tu cabeza. Sueñas con el futuro, te ves instalada en una casa con amplios ventanales con tu marido, y dos o tres niños; ésta es una frontera tranquila, después de todo, a lo mejor aquí me quedo. Frente a tus ojos pasa una película donde te ves a ti misma con expresión de felicidad, tanto así, que un gesto de alegría se te escapa cuando comienza el movimiento alrededor de tu escritorio, obligándote a regresar a la realidad.
Este miércoles se presagia muy caliente, ni modo, estamos en canícula. Al cabo en un rato más encargamos las sodas, te anima ese pensamiento. Comienza el trabajo, sales al andén, tomas la tabla con papeles del escritorio, pero antes cuelgas cuidadosamente, uno a uno los sueños en el perchero, para más tarde, te dices mientras sales…Nadie te avisó que aquella revisión que iniciabas sería la última. Que el maldito plomo cambiaría el pulso alegre de tus venas por el frío metálico de la morgue. Eso nadie te lo dijo… de haberlo sabido antes, tal vez habrías vendido tu alma y no estarías muriendo en este instante. Todo habría seguido igual, te hubieras salvado de ir a parar a la plancha del forense con los ojos vidriosos, la mirada fija, el gesto mudo, los sueños en desorden sobre el piso, muertos para siempre…
Hoy el cielo es plomizo, como de llanto contenido. Las redes sociales acordaron tomarse una merecida pausa después de una jornada de alarmantes reenvíos que comenzaron casi de inmediato: “Matan a funcionaria aduanera”, “Ejecutan a funcionaria”…
Desde temprana hora el espejo de tu casa espera el acostumbrado ensayo de sonrisas; el perchero en la oficina aguarda con los sueños colgando a que vuelvas por ellos para seguir soñándolos. Más allá el futuro no parece dispuesto a resignarse a su cancelación, cuando apenas comenzabas a vivir.
Pero la vida sigue, las redes sociales comienzan a desperezarse, se alistan a mantenerse al filo de la noticia para luego correr a informar, tratando cada una de ser siempre la primera. Hoy arriban al andén más cargamentos qué aprobar; las autorizaciones se amontonan sobre el viejo escritorio que ha quedado sin dueño; los criminales urden nuevos planes, se reabastecen, recargan sus armas.
La corrupción no duerme, nada más tú duermes en alguna cripta no anunciada (en el periódico la nota roja fue tan amplia, que no dejó lugar para tu esquela). En un sitio lejano cuyo nombre no sabemos, el llanto de una madre comienza a matarla en vida a partir de hoy y para siempre.
Piedras Negras, Coahuila. Julio 27, 2011
Carmen; te felicito por ser, entre tanta nota roja un reconocimiento para esta MUJER tan PROFESIONALMENTE COMPROMETIDA!!... por mi cabeza pasan mil pensamientos retumbando fuertemente,… cuanto más necesitamos? hasta cuando las instituciones gubernamentales encargadas de darle un rumbo a este País actuaran en congruencia con su razón de ser?… cuantos chivos expiatorios harán falta?... cuando aceptaran que solo venden basura ideológica con la que intentan engañar a aquellos que creamos un compromiso integro con el país?... me pregunto entonces VALE LA PENA?... quien honrara la memoria de los que mueren en el cumplimiento del deber, habrán cambiado la ideología de alguien (por lo menos una persona) en pro del bienestar del País? y hoy con esta pérdida busco secretamente en algunos medios un mínimo reconocimiento por la VALENTIA DE NO dejarse CORROMPER... por la DECISIÓN de DAR con HECHOS un MEJOR MÉXICO… pero tristemente no hay nada, al parecer es una nota secundaria, sin mucha importancia, no vende tanto comparada con la de crimen y horror de gente sin escrúpulos ni temor de Dios... y una vez más me encuentro confundida, aparentemente sin rumbo y únicamente aferrándome a la ESPERANZA de poderle trasmitir a mi hijo el AMOR y RESPETO a la VIDA y a todo SER VIVENTE, y que este logre entenderlo. Aferrada a los míos, rezando cada día para no ser víctima de un final sin sentido. Porque hoy ante tanta CORRUPCION e IMPUNIDAD es lo que veo. En cada letra de un poema de Rudyard Kipling, busco la fuerza para continuar y me digo a mi misma “DATE UNA TREGUA, ¡PERO NO CLAUDIQUES!.
ResponderBorrarCELIA,… es muy pronto saber si dar tu vida valió la pena, (ojala tenga eco, para crear sinergia dentro de toda esta basura que tergiversa a las ADUANAS). Ahora no tengo más que decir, tan solo pedir a DIOS, que de paz y tranquilidad a tu alma y fortaleza para ese gran vacío y dolor que quedo en el corazón de tu Madre. ENCUENTRA PRONTO TU CAMINO!,… DESCANSA EN PAZ!...