domingo, 14 de octubre de 2012

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


 Octubre 14, 2012
POR NUESTRAS NIÑAS
Seguí con particular interés el Seminario “Nuevas rutas para el Periodismo Cultural: Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2”, que se llevó a cabo en la ciudad de México esta semana. Reunió periodistas hispanoamericanos para compartir su quehacer en un continente que enfrenta problemas socio-económicos, políticos y culturales similares, muy en particular todo aquello que tiene qué ver con el crimen organizado y sus funestas consecuencias.
   El segundo día de trabajos coincidió con la primera celebración del Día Internacional de la Niña decretado por la ONU en diciembre del 2011, mediante la resolución 66/170, que establece que se celebre cada 11 de octubre a partir del 2012. Con ello se busca destacar problemáticas inherentes a la población femenina menor de edad alrededor del mundo, como son la pobreza, la discriminación y los matrimonios forzados, entre algunos otros.
   Y curiosamente el seminario coincide también con la noticia del intento de asesinato en contra de la menor paquistaní de 14 años Malala Yousafzai, activista quien desde los diez años viene luchando por mejorar las condiciones educativas de las niñas en su país, y que le valió un premio de la paz el año pasado. La pequeña fue atacada a la salida de su centro escolar por un grupo de talibanes pertenecientes a la corriente Tehrik-e-Talibán que pretendió silenciarla mediante arma de fuego, recibiendo un impacto en la cabeza, lo que la mantiene en condiciones críticas en estos momentos. Algo viene sucediendo en torno al caso de la pequeña, autoridades civiles y religiosas de su país, al igual que la población en general se han sumado a su causa, para dejar muy en claro que dentro del Islam las niñas tienen efectivamente derecho a estudiar.
   Otro caso doloroso y muy cercano, que actualmente se investiga por su relación con la supuesta muerte del Lazca, corresponde a Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, secuestrada en Torreón hace ocho años, cuando tenía dieciséis de edad, y que algunas fotografías llevan a suponer que haya sido pareja sentimental del Lazca. Durante ocho años su madre Silvia Élida Ortiz Solís tocó puertas en todas las dependencias que deberían de encargarse del caso sin ningún éxito, y ahora la autoridad es la que busca ponerse en contacto con ella. Lo que refiere la madre de Fanny, como llama a su hija, es que a raíz de la divulgación de dichas fotografías que insinúan una relación sentimental entre la menor secuestrada y el capo, tanto ella como su familia han recibido amenazas e insultos por parte de distintas personas.
   Hay que decirlo, la situación de las niñas en el mundo, y ciertamente en nuestro país, dista mucho de ser la ideal. Todavía en nuestro medio prevalece la discriminación por razón de género de muy diversas maneras y grados, desde casos de sexismo en círculos sociales o laborales, o acoso escolar, pasando por el machismo dentro del hogar, hasta los terribles casos de abuso psicológico, físico y sexual al que se hallan expuestas muchas de nuestras menores. Más doloroso aún es percibir la forma como la sociedad apunta con índice de fuego en contra de la mujercita que fue violentada, algo que se deja entrever en el caso de Stephanie, según refiere su madre.
   De los casos que más se me quedaron grabados durante los años que laboré en el servicio de urgencias del IMSS fue el de una pequeñita de once años que fue atacada sexualmente una mañana, durante su trayecto hacia la escuela. Habrán pasado quince o veinte años de aquella visión, pero aún la conservo como si la tuviera enfrente en estos momentos, en la orilla de la camilla, replegada, casi hecha ovillo, ocultando su cara, en total mutismo, temblando como hoja. Encima de su dolor físico y emocional, más allá de no entender plenamente qué le sucedió, y mucho menos alcanzar a medir las consecuencias que ello pueda tener, ¿todavía somos capaces de juzgarla, de comenzar a mirarla con recelo, y hasta de rechazarla?...
   Hay mucho por hacer en el logro de una vida digna para todas las niñas y mujeres. No la manida “equidad de género” que nunca ha de faltar en los discursos políticos, no el propósito de hacer a un lado o suplantar a los varones. Se trata de lograr el reconocimiento de la mujer en todos los aspectos de su diario quehacer, un derecho que es suyo por nacimiento.
   En el primer día de trabajos Marcela Turati de la revista Proceso dio cuenta de su experiencia como reportera en Ciudad Juárez, presentando la cara humana detrás de los dolorosos hechos sangrientos de aquella frontera. El segundo día Mónica González, directora de CIPER Chile dijo unas palabras con las que cierro como reflexión final y tarea ciudadana a favor de nuestras mujercitas: “El silencio es la respuesta oficial que abruma”.

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