domingo, 16 de marzo de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

SOLUCIONES DE FONDO
La comunicación es una necesidad propia del ser humano; a través de ella sobrevivimos, mejoramos nuestra calidad de vida; estamos en capacidad de prevenir daños, y por qué no, también nos divertimos.   Lo que en sus orígenes habrá sido una serie de señas entre dos seres humanos, tiene en la actualidad alcances insospechados.   Leía recientemente un dato que llamó poderosamente mi atención, según los cálculos de Ignazio Ramonet semiólogo español avecindado en Francia, cofundador de Media Watch Global, un solo ejemplar de la edición dominical del New York Times contiene más información que la que una persona culta del siglo 19  habrá consumido durante toda su vida.  Ese grado de carga informática hemos  alcanzado en este inicio  de milenio, y no pocas veces tanta información nos apabulla, desorienta y sofoca.
   En los últimos meses se han dado a conocer en nuestro país  algunos casos de mujeres en trabajo de parto que terminan teniendo a su bebé a las afueras de los centros de salud.  En todos los casos se ha sugerido que hubo “negligencia médica”, lo que ha desatado una cacería de brujas que  bien pudo terminar en el despido o la renuncia del personal  a cargo de dichas unidades.
   Por supuesto que aquello de la negligencia vende mucho, y más si se arma la nota dando a entender que el trato por parte del personal fue despótico, que le gritaron a la paciente y que casi la corren a patadas.  O bien dando a entender que se negaron a atenderla porque tenían baile en el servicio de urgencias… Todo ello vende, crea adeptos al medio que así lo comunica, y en redes sociales proporciona a todos los internautas el incomparable placer de levantar el dedo flamígero para emitir juicios como si  fueran dueños de la verdad absoluta,  condenando y linchando a diestra y siniestra, amparados en  un cobarde anonimato. 
   A raíz de estos acontecimientos se está planteando  crear la Procuraduría de la Salud,  cuya función sería ver que se cumpla con la atención en asuntos de salud, según lo ha expresado la Dra. Mercedes Juan.  Bien, en lo personal hallo muy encomiables las buenas intenciones de la secretaria de Salud, aunque de entrada me parece que es una medida innecesaria, que vendrá a recargar el aparato burocrático que tan caro nos cuesta a todos los mexicanos. Con exigir que cada quien cumpla con su responsabilidad, se resuelve el problema.
   ¿Por qué….? Habiendo trabajado durante treinta años en el Sector Salud, una parte de éstos en puestos directivos, y la otra atendiendo recién nacidos, creo tener elementos suficientes para analizar desde todos los ángulos el problema que  se viene presentando a últimas fechas:
1)      No niego que sea necesario hacer una investigación caso por caso, para entender realmente qué pasó.
2)      Junto con el proceder del personal médico y de enfermería, habrá qué evaluar si la paciente que tuvo su parto en estas condiciones, estaba llevando un control prenatal adecuado.  Conociendo muy de cerca las condiciones en que nacen nuestros niños, sé que la costumbre de muchas mujeres campesinas es  acudir por primera vez al hospital cuando comienzan los dolores de parto, no antes.
3)      Habrá que ver si la dilación o la negativa de atención estuvo o no relacionada con falta de personal o de insumos.  Porque una cosa es aventurar a decir “el médico no quiso atenderla”, y otra muy distinta es conocer si  existieron causas no atribuibles a la voluntad del médico.
4)      La explicación para al menos dos de los casos publicitados, me temo, radica en que la clínica más próxima al domicilio de la paciente ha cerrado parcial o totalmente a causa de la inseguridad  derivada de la delincuencia.
5)      No es posible que la autoridad pretenda exigir que haya médico o enfermera en poblaciones remotas, cuando esa misma autoridad no garantiza su salvaguarda.
6)      Bien dice el dicho que la cuerda se rompe por lo más delgado.  Sistematizar y afirmar que las fallas de un sistema de salud son “negligencia médica” es no  entrarle al problema con ganas de resolverlo.
7)      Primero habrá que revisar la infraestructura, el equipamiento y  el abasto de esos centros médicos; asignar personal capacitado, suficiente y que  cuente con seguridad para laborar.
8)      Y claro, implementar la medicina de primer contacto, hacer campañas de concienciación para un buen control prenatal.  Y antes de esto, orientar acerca del gran riesgo que conllevan los embarazos en adolescentes.
9)      No es casualidad que los problemas se hayan suscitado en estados donde la educación básica  se ha vuelto rehén de grupos de maestros inconformes, que en nada apuestan a mejorar el nivel educativo de la población.
No confundamos la nota periodística con el problema médico, en todo su contexto.

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