domingo, 13 de abril de 2014

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


¡Me sorprenden las nuevas generaciones! 
Manejo extraordinario de la tecnología a edades cada vez mas tempranas. como si se hubiera desarrollado junto con ella un nuevo dispositivo cerebral que permite hacer uso de ella sin mayor estudio, instintivamente quizá, cosa que para nosotros los bastante adultos resulta complicadísimo y a veces imposible, teniendo que recurrir vergonzosamente a preguntarle a un niño o a un joven cómo acceder a tal o cual programa, a veces teniendo que soportar una cara con exclamación de desconcierto ante nuestra ineptitud.
 Se supone que los adultos debíamos tener todas las respuestas y ahora nos rebasa la tecnología y quedamos tan obsoletos que damos la impresión de ser ¡tan ignorantes!
 Acepto humildemente mi ineptitud. Todos los días a mi consultorio llegan niños con iPhone, no cualquier tablet, iPad, apenas logro captar su atención unos minutos para poderlos examinar y vuelven a ella. Se asoman al mundo virtual y quedan atrapados en él, no los juzgo, yo a mi edad me enredo en esto, en lo poco que logro adentrarme, tiene demasiada atracción, pero tengo la ventaja de haber vivido ya anteriormente, de haber sabido lo que era leer una respuesta en un libro y tardar en encontrarla después de investigar en varios de ellos, de tener paciencia para saber de alguien mediante una carta y saborear la espera y más la llegada de la misma. Desarrollé cualidades que me hicieron resolver los problemas de la vida cotidiana, pensamiento crítico, sentido común, intuición. 
Aprendí a leer en las miradas, en las inflexiones de la voz, en el lenguaje corporal de las personas lo que sentían. Supe de improvisar juegos y de la maravillosa sensación de compartirlo con más de un amigo, al aire libre, utilizando más que solo el movimiento de mis dedos, utilizando además de mi cuerpo, mis emociones. 
No hubo Google, ni copy-paste que me permitiera realizar tareas en automático, mi creatividad mucha o poca tuvo que desarrollarse. 
 Innegables las bondades de la tecnología, las reconozco y disfruto, pero no dejo de reconocer también que anula cualidades humanas que habrán de reflejarse en las próximas generaciones, básicas, fundamentales para el verdadero desarrollo del ser HUMANO. 
En esta interfase me tocó vivir, seguramente no llegaré a comprobar si éste era el camino correcto a seguir, si éste era el mejor camino, si los errores se borrarán tan solo con la tecla SUPRIMIR.


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