Vivir de ilusiones ajenas no es malo, cuando se tienen las propias y se comparten igual.
La amistad, el amor nos brindan esa maravillosa oportunidad de prestar, de regalarnos ilusiones unos a otros que nos llevan por la vida como hilos imperceptibles que sostienen nuestro cuerpo.
Marionetas sujetadas por la ilusión de un mañana, que nos mantiene en pie día a día. Ilusiones son las bridas que sujetan mi vida, el sentir que siempre hay algo por llegar, por descubrir, por sentir de nuevo o por primera vez.
Quien solo viva de realidades, no ha encontrado la magia de dejarse llevar por la ilusión y regocijarse con la inmensa alegría de saborear momentos no vividos, que quizás lleguen o quizás no.
Darse entrada a la ilusión en nuestras vidas, sin aferrarse a ellas, pero sin dejar de soñar, para poder mantener vivo el deseo de vivir un día más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario