domingo, 18 de octubre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LA LUNA Y ALGO MÁS
Hacer línea en el supermercado resulta de lo más enriquecedor, es una oportunidad para observar la vida en todas sus facetas, y a partir de  lo que se ve y se escucha, y  lo que luego se construye por cuenta propia,   formarse una idea  sobre cómo viven quienes  comparten con nosotros ese tramo de vida.  Hallo tan placentera dicha lectura, que yo por mí dejaría pasar a quienes vienen detrás para seguir capturando instantes de magia absoluta, pero claro, la vida sigue y hay otros asuntos menos románticos que atender.
   Esta vez aprendí que hay grupos altruistas que se dedican a preparar alimentos para quienes no  consiguen una comida completa con facilidad, así sea un ejército de comensales.  También hice un gran descubrimiento que podría titular: “el maravilloso lenguaje de los pies”; inicialmente me llamaron la atención unos pies que  se habían desenfundado de las sandalias blancas de plataforma que alguna vez los contuvieron; los talones desnudos pisaban las bandas que debían sujetar el calzado a  los tobillos: ¿Se cansó o tiene la mala costumbre de pisar la parte posterior de los zapatos? En uno y otro caso el aspecto no era muy agradable, y fue a partir de esa visión que comencé a fijarme en los pies de todos los que me rodeaban, y decidí que algún día deberé escribir a profundidad sobre un asunto tan revelador como este.
   Luego de pasear mi vista por los carritos, los pies y los gestos de los esperadores, mi atención fue a dar al exhibidor de publicaciones más cercano, algo igual de interesante, considerando que lo que ahí se anuncia  responde a las expectativas de los potenciales compradores, aunque para ser franca, en todo el tiempo que estuve en la línea no vi un solo ser humano que se aproximara a hojear ninguna revista, ni siquiera cuando pasaron frente a ellas para tomar un refresco, un chocolate o una bolsa de frituras de los estantes próximos al material impreso.  Quepa aquí una observación para nuestras autoridades sanitarias: ¿Cómo queremos frenar el consumo de comida chatarra, si se permite que el comercio la sugiera   y casi la imponga, colocándola en la vecindad de las cajas de todas las tiendas de autoservicio?... Pero claro, ahora nos ocupa otro asunto.
   Volviendo a las revistas, los titulares: “Panza plana”, “Europa para emprendedores”, “Decoración y clase”, y finalmente el que más me impactó: “La carrera del dinero”. Comencé a imaginar tantas cosas, que no quise romper el encanto de la magia tomando la revista para saber exactamente a qué se refería, pero supuse que era  una de dos: O se refería a  hacer una carrera en torno al dinero, o a correr en la vida para alcanzar a tenerlo en grandes cantidades…
   Treinta años después de la introducción del Neo-liberalismo en México los analistas concluyen que fue un modelo económico que  vino a mermar en gran medida el mercado interno para favorecer a los grandes capitales, tanto nacionales como extranjeros. Hoy en día lo visualizan como  algo que redundó en asfixia para los comerciantes en pequeño quienes no tienen   manera de competir contra esas grandes potencias mercantiles.  Hemos visto como el estanquillo, y la panadería, y la frutería del  vecindario se hallan en pleno proceso de extinción, frente a  comercios que ponen al cliente la mercancía, efectivamente más al alcance, pero a precios más elevados cuyo beneficiario principal no es el productor ni el despachador, sino el inversionista, un fenómeno muy lamentable para la economía del país.  Aún más, el Neo-liberalismo trajo aparejado un cambio de paradigmas que mucho ha dañado a nuestra sociedad de otras maneras, este modelo económico comenzó a vender conceptos que poco o nada tienen que ver con nuestros valores tradicionales, lo que ha derivado en una lamentable aculturación.  Hemos ido dejando de lado nuestras tradiciones propias para  sustituirlas por clichés  de orígenes totalmente ajenos a lo nuestro, que nada hacen por fortalecer nuestra identidad cultural.
   Dentro de estos imaginarios que se venden está el concepto de éxito: Según los nuevos criterios el éxito y la felicidad se compran con dinero, lo que convierte a los desprevenidos consumidores en individuos que persiguen dinero como una premisa vital, y lo buscarán por todos los medios posibles, y si no lo consiguende esta manera, se irán a explorar otros modos de obtenerlo, con tal febril desesperación que podría llevarlos a situaciones absurdas y hasta fuera de la ley,  ante la sensación de inminente necesidad por obtener lo que se requiere para ir a comprar la luna y algo más; concepto falaz que las telenovelas se encargan de reforzar.
   Ahora entiendo por qué la gente tiene siempre tanta prisa, y se enoja y se exaspera: ¡Porque va en la carrera del dinero,  a comprar la felicidad!...

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