domingo, 24 de enero de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Pocas personas podrán valorar lo importante que es cuando alguien nos abre las puertas de su corazón.

Entrar a su casa, estar en sus redes nos hace partícipe de su vida, pero cuando nos dejan entrar a ese sitio donde se guardan los más nobles sentimientos, donde se reservan espacios limitados para los que se considera son valiosos, es un honor y una responsabilidad que resulta en ocasiones menospreciada.

Eso no se da ni por casualidad ni a la ligera, cuando menos, no en mi concepto.

La gente a veces pareciera colarse sin que apenas lo notemos, sin embargo ha tenido que haber una conexión de sentimientos muy estrecha, que no depende del tiempo, sino de las circunstancias y de las coincidencias, de la empatía para que esa persona pueda haber traspasado la puerta que mantenemos abierta solo para algunos, para aquellos que según nuestra forma de pensar, de sentir, que de acuerdo a nuestros valores son gente que ni el tiempo, ni la distancia, ni la rutina, deben alejar de nuestra vida.

Siempre habrá errores que lamentar por no haber apreciado o conservado un cariño, o por haber abierto la puerta a quién no valía la pena dejar entrar, pero lo importante es ejercitar en todas sus formas el verbo amar, dejar escapar resentimientos, liberarnos de las culpas, perdonar a los demás y a nosotros mismos, recuperar en lo posible lo que irresponsablemente o inconscientemente hemos descuidado.

El corazón, ese sitio que debe ser reservado solo para aquellos que reconocen el valor de ser admitidos a un sitio privilegiado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario