Navidad, navidad, lalalalala!
Se nos olvida como era la lechuga, la cuenta de calorías llega a ser tan larga que preferimos dejar de sumar y mentalizarnos en enero en el gimnasio.
Las tarjetas de crédito son las únicas que adelgazan, nuestras deudas igual que nuestro cuerpo tienden al alza, la alegría nos embarga, ya vamos de gane si es lo único que termina embargado.
Entre tamales, champurrado,churros, pozole, pavo, ponches, y demás, nos enfiestamos un día sí y otro también. No hay reposo, es tiempo de posadas,
¿Y quién es el del cumpleaños? Quién sabe, pero allá vamos. Así es esto, entre el pino, los adornos, Santa Claus, los regalos, la discusión de dónde la pasamos, y qué vamos a cenar, perdemos noción de que estamos celebrando. Y gente va, gente viene, unos sufriendo porque no verán a seres queridos, otros porque les dijeron que si venían, ¡pero hay reunión familiar!
Y la palabra SALUD!! se escucha con más frecuencia que en el resto del año, y lo menos saludable es lo que termina siendo tanto decirla, pero brindemos por ello.
Y ya en la recta final, vamos agarrando pista que ya viene navidad, nos invade ese espíritu navideño que parece contrariado porque se le confundió con otro y ha sido reemplazado.
Vamos pastores vamos, noche de paz, oh noche santa, son solo villancicos que se oyen en estos tiempos de vez en cuando, entre raeggeton y canciones norteñas, para recordarnos, aunque sea un poquito, que Navidad es tiempo de paz, pero a decir verdad en estos tiempos muy poca gente busca estar en paz, y si lo consigue, siente que no es navidad. Así es esto, ni hablar.
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