domingo, 28 de junio de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Hay momentos en que un evento sencillo y que pudiera ser en otros tiempos intrascendente, te hace sentir la presencia de una fuerza superior y establecer contacto íntimo con ella. Así hoy por la mañana al salir a mi patio, apenas amaneciendo, una luz brillante en mi jardín llamó mi atención.

Era tan intensa que lucía en la tierra como una piedra preciosa.. Era un pétalo de bugambilia, en el que un rayo de sol que se insinuaba entre el ramaje incidía, y como si fuera  intencional, caía sobre él.

Hay momentos en que un toque sencillo y que pudiera ser en otros tiempos intrascendente, te hace sentir la presencia de una fuerza superior, la cual permite  ese contacto íntimo e intenso con él. Así hoy por la mañana al salir a mi patio, apenas amaneciendo, una luz brillante en mi jardín llamó mi atención.

Nada sobrenatural, nada inexplicable, pero si un momento especial en donde más allá de mi vista, ese brillo me llegaba al alma y me transmitía paz, haciéndome sentir esa presencia  de una fuerza sobrenatural. Fuerza que solo se advierte cuando vemos la vida, no  solo a través de los ojos, sino cuando permites se conecte el espíritu con tu alrededor, o éste lo hace aún sin solicitarte permiso alguno.

Un mensaje no verbal ni escrito, un mensaje que solo a veces en determinado momento se entiende, y que quizá no es posible retransmitir a otros, porque su significado solo es comprensible en el momento en que sucede, y según la percepción del que lo recibe.

Comparto mi emoción, porque sé que a todos nos ha tocado vivir de diferentes maneras, esa maravillosa sensación de ser tocados por Dios. Eventos triviales que nos provocan una cascada de bienestar que  traspasa la piel y toca el alma,  haciéndonos sentir la presencia de un ser divino. Borra los miedos y la desesperanza, nos reaviva la fe.

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