domingo, 29 de enero de 2023

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Nunca aspiré a recibir una herencia, bien claro tuve siempre que no la habría, y que se me había heredado en vida con la fortuna de haber podido tener no una casa donde vivir, sino un hogar, cubiertas todas mis necesidades vitales, educación con responsabilidad, con amor, un entorno familiar donde al lado de cinco hermanos, aprendí de la solidaridad y de como conciliar y reconciliar nuestras diferencias, con un denominador común ante nuestras diferencias, que era ese lazo sublime que da el cariño de sentirnos responsables unos de otros, sin egoísmos, y buscando ser una familia, entendiendo por ello, un grupo de seres humanos que llevan en el alma inculcado el amor por todos y cada uno de sus integrantes.

Esa mi herencia en mi vida, y la posibilidad de haber logrado una profesión, la que elegí y que hasta hoy sigo convencida era y sigue siendo mi vocación.

Soy una heredera feliz de compartir su legado con aquellos que la vida me dio como hermanos, y espero tener la capacidad de dejarle a mis hijos, lo más valioso que mis padres infundieron en mi, la responsabilidad, la honestidad, la solidaridad, el amor por la familia, la filantropía, la lealtad.

Sè que no he logrado ser ejemplo en ninguna de éstas virtudes, pero las he mantenido en mi corazón y han normado la mayoría de mis conductas. Siempre habrá faltado vida para poder lograr no ir en contra estos principios morales que dan estructura a una vida digna, una o más veces, pero lo importante es no desfallecer en la lucha de preservarlos, de transmitirlos, de ejercerlos, y cuando nos hemos extraviado, recuperarlos.

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