domingo, 12 de marzo de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

VIENTOS Y LA “DEEPFAKE”

La tecnología  nos lleva un pie por delante.  Sus avances llaman a cuestionar distintos panoramas.  En particular me preocupa mucho lo que pueda suceder en nuestro amado México, cada vez más polarizado, de cara a las elecciones.   Vimos, días atrás, la publicación en redes sociales de una imagen que sugería acallar a la Ministra Norma Lucía Piña, presidenta de la SCJN,  mediante un disparo de arma de fuego. Algo que, en estricto sentido, es una amenaza a su integridad personal, y debe constituir  motivo de reflexión para todos los mexicanos, no únicamente para la policía cibernética que, confiamos, esté cumpliendo con su papel de rastrear e identificar al autor de dicha publicación.  Probablemente detrás de la misma  haya un adolescente impulsivo, o un fiel seguidor convencido del discurso de odio de las mañaneras, que a la menor insinuación del presidente sugiere emprender acciones drásticas, en ese mismo tenor.  No acostumbro ver dichas conferencias; he visto fragmentos de la misma y noto un patrón repetitivo: Según sea el caso, se desacreditan problemas mayores o se exageran minucias, conforme al sentir personal del ejecutivo.  Recuerdo ahora cuando le solicitaron su postura respecto a los expulsados de Nicaragua y optó por manifestar que luego lo revisaban, porque ya hacía hambre y  había que ir a almorzar.  De igual manera ha restado importancia a los graves plagios de Yasmín Esquivel, o ha desestimado la gravedad de la amenaza de muerte contra  la ministra Norma Piña.  En esos fragmentos que he captado me viene a la mente el sabio refrán popular que dice: “Siembra vientos y cosecharás tempestades”.

En fechas recientes Guillermo Hernández, informático de profesión y compañero de labores en un medio para el cual colaboro, hablaba sobre la nueva aplicación denominada “deepfake”, derivada de algoritmos de la RGA (Red Generativa Antagónica).  Mediante su uso puede editarse  el video de una figura pública para luego cambiar el audio original por uno falso, de modo que parezca que el personaje en cuestión está diciendo algo que nunca dijo, sino que  es resultado de una edición. Llega a ser tan fino el trabajo, que empata los movimientos de los labios del personaje con el discurso falso que se inserta.   Lo más grave de todo ello es que dicha aplicación puede descargarse en línea de manera gratuita.  No quiero imaginar la de ediciones que pronto andarán circulando, en ese incansable ejercicio de polarización que, desde Palacio Nacional se lleva a cabo a diario, y que, indiscutiblemente, habrá de acentuarse conforme se aproximen los tiempos electorales.

Es notable el bajo nivel educativo de nuestra población. El INEGI señala en su última encuesta intercensal del 2020, que uno de cada dos mexicanos cuenta solamente con educación básica, y uno de cada cuatro, alcanzó la educación media (secundaria).  El mismo INEGI 2020 señala que cada mexicano lee un promedio de 3.4 libros por año, para mi gusto inverosímil, pero así lo marcan, y generalmente son ediciones de entretenimiento.  En este contexto cultural resulta difícil  analizar a fondo los contenidos que ofrecen los medios de difusión, más aún en redes sociales, como para no reaccionar de inmediato, de manera poco racional, ante una publicación, así sea esta falsa.  Habrá quienes, obedeciendo a distintos intereses, con un sistema digital en la mano y acceso libre a la “deepfake”, comiencen a generar publicaciones que van a llevar a un mayor grado de polarización y violencia a todo México. Por desgracia para  grandes sectores de población la palabra de ciertas figuras públicas es la ley; no tienen la malicia de cuestionar, documentarse y confrontar la información; tamizarla y así distinguir entre realidad y ficción.

Un sistema asistencialista hace daño, reduce aspiraciones.   Grandes segmentos de la población perciben como “dádivas” los apoyos del ejecutivo, al cual sienten deber  lealtad ciega.  No hay espacio para mayores cuestionamientos. El ejercicio de la democracia, esto es, la contraposición de posturas distintas queda cancelado, y quienes opinen diferente con respecto a la voz oficialista de cada mañana, son traidores, corruptos y mentirosos, que buscan dañar al país.

Las instituciones existen para mantener un orden en la aplicación y vigilancia de la ley. Confío en que los recursos de la policía cibernética hagan todo lo necesario para prevenir lo que podría resultar en una catástrofe, si no se controla debidamente el uso de la “deepfake”.  Entretanto me sumo a todas las voces de respaldo a la Ministra Piña: Que ella pueda seguir desempeñando su cargo como hasta ahora, con apego a la Constitución, de manera firme y  honesta, con la suficiente paz mental para cumplir a cabalidad, por el bien de México.


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