domingo, 20 de agosto de 2023

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Tengo tanto porque estar orgullosa, que a veces tengo que hacer espacio a la humildad. Muchos de mis orgullos ni siquiera son por logros propios, son por concesiones gratuitas que me ha hecho la vida, como sentirme parte de una familia que ha sido formada con valores, que mantiene el amor como el elemento básico de unión, que heredado por nuestros padres sigue trascendiendo a través de nosotros, mis hermanos y yo.
Siento orgullo por cada uno de mis hijos, ellos, mi orgullo mayor que me llena el alma; su calidad humana, sus nobles ideales, el propósito en sus vidas que persiguen tan auténtica y, según mi forma de percibirlo, tan acertadamente.

Siento orgullo por el camino que he transitado, por las conquistas que logré, sobre todo en el ámbito afectivo donde logré y espero seguir haciéndolo, establecer lazos de cariño que se mantienen a través del tiempo y la distancia.

Este orgullo positivo que me fortalece el alma, que me lleva día a día a ser agradecida con Dios y con la vida, que no se contrapone a la humildad, sino que se entreteje con ella, porque ambas en equilibrio nos permiten aceptar fallas propias y ajenas, no separar los pies del suelo, y volar tan solo a ratos con esas alas que brinda la sensación de paz y felicidad que nuestros orgullos nos dan.

Me alejo cuanto puedo del orgullo negativo, ese que es sinónimo de soberbia, que no suma, que resta, que separa, que nos hace ególatras y autosuficientes, que impide ceder ante la necesidad inevitable de defender un punto de vista, aun cuando ese punto sea nada en la línea principal de nuestra existencia.

Orgullo negativo, ese que destruye relaciones, aun aquellas que parecían indestructibles; generador de conflictos que no se logran dirimir, por no perder esa sensación de superioridad que a veces nos mantiene en una burbuja de orgullo malsano que confundimos con dignidad.

Vivir con orgullo, con ese que alimenta el espíritu, que nos da confianza en nosotros mismos, confianza que abre la mente y el corazón a reconocer también en los demás aciertos y virtudes. Que es incentivo para sumar orgullos y hacer propios los ajenos, por empatía, por amor, por sentir el triunfo de los que amamos como si fuera personal.

Suena difícil hasta de pronunciar, de escribir, y más de cargar sentimiento tan perjudiciales, como el lastre emocional de "ensoberbecerse".

1 comentario:

  1. Me enorgullece en el buen sentido de la palabra leer a Eréndira felicidades!!

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