domingo, 16 de junio de 2024

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

En México, no hay ciudad que no esté plagada de estas tiendas de autoservicio, incluso a lo largo de las carreteras podemos encontrar esos anuncios de color amarillo y naranja que ya se convirtieron en otro símbolo nacional. Es impresionante el número de tiendas que encontramos a cada paso, han inundado las ciudades de estos establecimientos, que si bien facilitan la compra de productos necesarios para el hogar, en forma rápida y cercana, también es cierto que en gran parte son lugares que en su mayor parte son para el consumo de alcohol y chatarra.

Ha llegado a convertirse en un hábito, que llamaré "oxxomanía", desde edades muy tempranas, en que tan solo ver el anuncio despierta la necesidad de llegar a comprar algo. Ver el anuncio y pensar en golosinas, bebidas endulzadas, chatarra, es automático, es difícil sustraerse a la tentación de llegar y para algunos niños ya es una exigencia en la que sucumbe el adulto, porque también ya es preso de la oxxomanía, y mínimo hay que comprar un kinder sorpresa, papitas, una coca, para satisfacer una necesidad creada que nos provoca una liberación de dopamina que nos ha convertido en adictos, y no exagero al decirlo, una gran parte de la población sufre de oxxomanía.

Si una vez pudimos liberarnos de las cadenas de la esclavitud, me pregunto ¿cuándo podremos liberarnos de estas cadenas que nos hacen presas de una serie de productos que resultan nocivos para la salud? Nos dejamos llevar como marionetas entre estas industrias nocivas que nos enferman, y la industria farmacéutica que después a costos muy elevados tendrá que resolvernos las consecuencias del consumo prolongado y cotidiano de estos productos.

Poco se hace para combatir esto, al contrario, nos han convencido que toda esta mercancía es parte fundamental de la felicidad, y lo hemos creído de tal forma que renunciar a ello nos hace sentir que nos quitan parte del placer de vivir.

Casi imposible pareciera revertir esto, desaprender lo que hemos considerado normal y satisfactorio, que a través de propagandas y el crecimiento ilimitado de estas tiendas de autoservicio que como imanes nos atraen y nos convierten en consumidores asiduos de los mal llamados alimentos y bebidas dañinas que rinden ganancias exorbitantes a sus productores.

Demasiados intereses económicos en juego, si bien es cierto que está en nosotros la voluntad y decisión de elegir entre lo que se nos ofrece, también lo es en que somos presas de campañas publicitarias bien logradas, con enfoques psicológicos bien estudiados, con manejo estratégico de la mercadotecnia que sobrepasa a esa voluntad.

La "oxxomanía", una adicción más que solo refuerza la de por sí ya gran repercusión en salud pública que nos ha infligido la industria alimentaria sin control, sin conciencia social, donde antes que pensar en la salud de la comunidad, está el beneficio de esas empresas millonarias que gracias a nuestra vulnerabilidad se han enriquecido a costa de nuestra salud.

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