LAS PEQUEÑAS COSAS
Las mayores riquezas de la vida se obtienen de las pequeñas cosas; de esos momentos cotidianos cuya magia nos transporta para hacernos creer lo bendecidos que somos de estar con vida.
En el curso de la semana, tras un día agotador, y habiendo de cumplir ciertos compromisos, me dirigí a un edificio en cuyo frente se halla un pequeño jardín con un par de jóvenes fresnos. El jardinero había colocado la manguera en la cuneta del primero de ellos, de modo que el agua formaba un pequeño charco en derredor del tronco. Era pleno mediodía y el sol caía a plomo. En el charco de la cuneta se bañaban una paloma y dos gorriones; su chapoteo era agitado, como para lograr que el agua se filtrara entre sus plumas y los refrescara.
Lo anterior trajo a mi mente la palabra "longanimidad", que significa la grandeza de ánimo en la adversidad. Saber encontrar el mejor provecho posible a una situación determinada. Ese mediodía aprendí una gran lección acerca de la grandeza de las pequeñas cosas, las que, finalmente, son el escenario de fondo para nuestro diario actuar.
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