Como padres vamos aprendiendo que nuestros hijos son huéspedes temporales en nuestro hogar Los vemos partir de casa, algunas veces a lugares más distantes de lo que deseáramos, sin que en esto medie nuestra voluntad la mayoría de las veces. La separación, no por advertida deja de ser dolorosa, han sido el motivo principal de nuestra vida, alrededor de lo que gira ésta en gran medida y se van, dejando un hueco en nuestra casa y en nuestro corazón.
Se requiere de un proceso para superarlo, y poco a poco vamos sustituyendo el dolor por la gran satisfacción de verlos construir sus vidas independientemente. El propósito mayor de la crianza es lograr que no dependan de nosotros, sin que deje de mantenerse ese vínculo filial que une a padres e hijos y que continúa a lo largo de la vida siendo sostén firme para unos y otros.
Definitivamente se aprende a vivir y dejar vivir a nuestros hijos sin que por ello no nos aceche de vez en cuando la nostalgia del pasado.
Cada etapa lleva sus afanes y satisfacciones, somos afortunados de vivirlas, y no queda más que agradecerlas.
La vida me dio la lección para aceptar sin reproches la separación de los hijos, solo quisiera saber por qué a mi edad tengo que tomar un segundo curso de cómo dejar ir a los nietos...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario