domingo, 3 de agosto de 2025

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Cada vez nos va siendo más difícil comunicar nuestras emociones en forma verbal. Vamos siendo rebasados por la tecnología, y nuestras antiguas charlas van siendo reemplazadas por mensajes en las diferentes aplicaciones, y nuestro sentimiento transmitido con stickers o emoticones.

Podemos enmascarar fácilmente lo que realmente sentimos, el escondernos tras una pantalla impide que nuestro(s) interlocutor(es) pueda(n) apreciar lo que a través del lenguaje corporal transmitiríamos.

La comunicación nunca ha sido fácil, solemos no ser francos en nuestras expresiones, responder a la pregunta de "¿qué te pasa? con el clásico"nada, no me pasa nada", cuando nuestra discordante mirada revela un sismo emocional que nuestra boca atrapa dentro de sí. Así se mantienen relaciones que solo en apariencia son amigables, cuando encierran heridas a veces graves que nunca se intentaron sanar, rencillas que quedaron sin conciliar y que se dejan flotando en el aire esperando que el tiempo las resuelva, pero que indudablemente dañan los afectos y tienen un costo que solo la comunicación franca y bien intencionada podría resolver.

Habremos de buscar el tiempo y el espacio para mantener la capacidad de percibir más auténticamente a las personas, para no perder el valor que tiene el lenguaje corporal en nuestras interrelaciones, a no depender de tan solo mensajes para mantenernos en contacto con nuestros seres queridos.

Nada habla mejor por nosotros que nuestra mirada, volver a buscar en ese contacto visual la magia que descubre el alma.

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