domingo, 28 de septiembre de 2025

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Imposible sustraerse de los acontecimientos que nos sobrecogen de dolor y nos hacen ver que la sociedad se va transformando y tristemente en ocasiones deformando por la influencia de la tecnología.  

Si bien el internet ha venido a ser instrumento que nos facilita la vida y que permite la comunicación expedita, inmediata, no por ello totalmente confiable y real, se ha convertido en arma de dos filos que conlleva riesgos que antes, por lo menos en lo personal, no llegaba siquiera a vislumbrar.

Hace tiempo es tema para mi cotidiano el alertar sobre los daños que causa la exposición temprana y/o continua a pantallas en los niños, tanto en la esfera emocional como cognitiva, de ello vendrán por consecuencia las implicaciones sociales y de desequilibrio en la salud mental, si no nos mantenemos alertas sobre el consumo de la información que nutre el cerebro de niños y adolescentes. Tan importante es el cuidado de la salud física, como de la mental y espiritual y hemos delegado la responsabilidad de estas últimas a las redes

Aún antes, los padres teníamos mucho tiempo desconectados de nuestros adolescentes y jóvenes porque las circunstancias así lo requieren. La mayor tiempo la pasan fuera de casa en actividades escolares, deportivas y recreativas. Se relacionan con gente de la cual conocemos una parte, pero a mucha de ella difícilmente podremos acceder. A esto se agrega el internet que ocupa un lugar predominante, que desplaza horas de socialización personalizada, que a partir de la pandemia se hizo todavía de mayor relevancia por ser el único medio de contactar con el mundo exterior, y que a pesar de haber pasado esta crisis de salud, permanece siendo este espacio virtual la mayor compañía de nuestros jóvenes y adultos en la actualidad.

Apego, adicción, interés creciente por la irrelevancia, la banalidad, incursión en colectivos cibernéticos nocivos, como el de los Incel, que se crea en un inicio hace más de dos décadas por una chica llamada Alana, con el fin de crear una comunidad de mujeres y hombres que desahogaran sus frustraciones, Poco a poco se fue desvirtuando y ahora ese grupo Incel cuyo significado es "célibes involuntarios", agrupación de hombres que no logran tener relaciones sexo afectivas deseables, por su apariencia física e incluso por la percepción deformada que tienen de ella. Incel se ha convertido en un colectivo de hombres que sin mayor análisis y conocimiento dan respuestas equivocadas, dando lugar a un grupo de hombres antifeministas, que promueven masculinidad tóxica y que lleva en muchas ocasiones a la violencia extrema, como sucedió en California en 2014 por Elliot Roger y el reciente ocurrido en nuestro país en el CCH de la UNAM por Lex Ashton entre muchos más asesinatos en los que ha tenido que ver este grupo Incel.

No bastarán los reclamos para pedir mayor seguridad en las escuelas, que indudablemente es prioritario, mientras dejemos a un lado el hecho de que el enemigo está en manos de nuestra juventud, en nuestra propia casa y en cualquier lugar donde una pantalla les dé acceso a internet.

Pasar por alto los estados depresivos, de aislamiento, de bullying, de baja autoestima, permanecer ajenos a los daños de los que somos testigos una y otra vez culpando solo a la mala seguridad, sin ocuparnos del problema como propio, porque hemos dejado como nanas, entretenedores, "pacificadores", maestros, a las pantallas, nos hemos refugiado en ellas para encontrar la gratificación inmediata que hemos dejado de encontrar en las relaciones personalizadas, en el anclaje de una mirada, en la sincronización de los corazones, en el deleite de una charla, de una convivencia en donde las respuestas no son inmediatas pero si auténticas. Nos asusta el incremento de los problemas de salud mental, nos lamentamos, pero no buscamos estrategias reales para combatirlas,

Hablamos del amor, y sin embargo el odio aflora en nuestros jóvenes por algoritmos que los llevan a espacios donde solo les refuerzan ideas negativas, Dejamos que el internet les señale cuáles son los perfiles del hombre o mujer perfecta, creando expectativas que llevan a excesos en cirugías, medicamentos, para alcanzar el físico ideal, no hay cabida a la imperfección porque además la perfección se visualiza con un carácter totalmente banal y superfluo. Los valores se transmiten, se viven, pero los contravalores se difunden constantemente y se lucra con ellos, haciendo millonarios a influencers que no aportan nada realmente trascendente y valioso.

"Volver a casa" a nutrir cuerpo, mente y espíritu con alimentos que la naturaleza y nuestra esencia humana poseen, a recuperarnos como seres humanos, como sociedad, a vernos primero a nosotros y a los demás sin intermediarios, a buscar en una mirada, en una palabra, en una caricia la verdadera comunicación que nos dé la sensación de auténtica pertenencia, de sentirnos amados, de conseguir poco a poco, sin prisas, la paz espiritual.

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