domingo, 2 de noviembre de 2025

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Dos de noviembre, día de muertos. Festejo ancestral, celebración que nuestros antepasados prehispánicos iniciaron y que se mantiene hasta nuestros tiempos. Días en que los altares, los panes, las flores de precioso color naranja intenso y un exótico aroma, llamadas cempasúchil, iconica flor mexicana dan identidad a estas fechas. Fiesta que invade las calles, las casas, los panteones, las almas de los que permanecemos en este mundo y en la que en forma especial en ese día mantienen una comunión con nuestros muertos, en la que festejamos su vida, su permanencia en nuestra memoria, en nuestro corazón, en la que la nostalgia es emoción positiva, de gratos recuerdos, de revivir nuestra convivencia terrenal con ellos. Vienen a nuestra mente, sus risas, sus dichos, el abrazo que alguna vez nos dimos, sus caricias, las enseñanzas que nos dejaron, el cariño que nos unió y que aflora especialmente este día.
Recordarlos, pasarlos una y otra vez por el corazón, a ellos nuestros muertos que tan solo se han invisibilizado físicamente, pero que nos acompañan etéreamente, sin que el transcurso del tiempo nos borre su recuerdo ni el amor que por ellos tuvimos y seguimos manteniendo tan vivo como nosotros mismos.

Descansen en paz mis muertos, van para ustedes mi cariño, mi respeto, admiración, mi agradecimiento a Dios y a la vida por haber tenido la fortuna de ser hija, esposa, tía, cuñada, concuña, prima, nuera, sobrina o amiga y saberme en cada uno de estos vínculos amada.

Mi tributo a ustedes, su permanencia en mi, respetar y honrar su legado, mantener vivo su recuerdo que florece cual cempasúchil todo el año en mi corazón.



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