
Del centro se despliegan
alas luminosas
perseguidas por el óxido
de una lluvia que gotea
sus miserias.
Creo que nunca como hoy
estuvo tan solo el hombre;
ultrajado, sin Dios
--a Dios se lo borraron a golpes de soberbia.
Solo,
con su candor de niño soprendido
ante esta sórdida
avalancha
de sucesos.
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