
Los padres que se fueron:
Huellas, huecos,
juegosque no terminaron
de jugarse.
Heridas vivas,
dolor que se resiste
a oxidarse
con el paso del tiempo.
Sonrisas de papel,
recuerdos festivos…
Agonías como sombras,
impotencias, vacíos.
Memorias dulces
entre las suaves ráfagas
de los vientos de olvido.
Los padres que se fueron:
Losas de mármol
letras doradas,
flores en junio,
llantos en noviembre.
Son promesas rotas,
infancias dolidas.
Son ecos de risas,
son sístole y diástole
de un corazón filial
que nunca los olvida.
Son cometas de ayer
que se elevan al cielo
en busca de un mañana.
Los padres que se fueron
antes
sin remedio
para siempre,
nunca dejan de ser
la esperanza
presente
en los sueños más bellos
de sus hijos.
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