domingo, 14 de julio de 2013

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo

EN EL CAMINO DE LA LUZ
La noticia de la semana es el caso de Edward Snowden, ex agente de inteligencia norteamericana, quien puso al descubierto el programa de espionaje electrónico Prisma mediante el cual Estados Unidos ha venido espiando de manera sistemática  a  distintos países, entre los cuales está incluido México.
   Los gobiernos de las naciones afectadas reaccionan de muy diversas maneras, y algunos como Francia, están llevando el caso a los altos tribunales internacionales.
   Dentro de la avalancha informativa llamó poderosamente mi atención la medida decretada por Rusia: A partir de ahora manejarán sus asuntos confidenciales “a la antigüita”, mediante máquina de escribir, regresando a un hábito que hubiéramos supuesto desterrado para siempre luego de la introducción de las computadoras de escritorio.
   Desde las primeras novelas que abordaban tímidamente el tema de la Inteligencia Artificial, hasta adelantos como la impresora 3D, el ser humano se ha preguntado  quién va ganando en la lucha entre el hombre y la máquina.   En la actualidad comienzan a circular términos con los que estamos poco familiarizados, como serían Transhumanismo, Postbiología o  Futurología. Conceptos que inicialmente poblaban la fantasía de los escritores de ficción,  hoy comienzan a  asumirse como realidades potenciales, en la frontera entre la ciencia y la tecnología.
   Los principales líderes intelectuales en estos asuntos de avanzada son Ray Kurzweil y Hugo de Garis, quienes hablan  de una combinación afortunada de seres vivos con tecnología de punta, de manera de suplir o reforzar diversas funciones biológicas para llevarlas a la perfección.   Para ejemplificarlo pensemos en modelos ya existentes como sería una mano electrónica, en la cual existe la interacción de tecnología de punta con funciones naturales del cerebro que la activan, para suplir una función que por alguna causa se ha perdido.
   Claro que de esto, a comenzar a hablar del Paraíso Digital, a nuestro entender hay una gran distancia.  Para Kurzweil el avance digital y la creación de máquinas hiperinteligentes nos hará –paradójicamente—más cercanos a lo espiritual.  Su concepción de la vida a partir del 2045 corresponde a un mundo bueno y justo, en el cual todos tendremos acceso a aquellas herramientas que nos vuelven cada día más divinos y menos humanos. Habla de una inteligencia artificial amigable que derivaría en Ciberfelicidad.
El Transhumanismo  contempla la combinación de ciencia y tecnología con el fin de mejorar las capacidades físicas y mentales del ser humano, y así modificar favorablemente condiciones como el envejecimiento  y la enfermedad, y  finalmente alcanzar la condición de inmortales.   De momento al leer sus postulados viene a mi mente aquel pasaje bíblico de: “Seréis como dioses”, que más delante retoma Fromm en su obra del mismo nombre,  para cuestionarse qué elemento podría ocupar el lugar de la religión en un mundo en el que el concepto de Dios parece estar muerto, pero en el que aquella necesidad fundamental de todo ser racional no puede quedar sin respuesta, y más aún en los tiempos agitados que estamos viviendo.
      Por su parte el biólogo Oliver Curry, que ha investigado el tema del Transhumanismo, parece más  realista al hablar de que, de avanzar a ese grado la tecnología, habría dos razas sobre el planeta, una elite que está en capacidad de adquirir esa tecnología y avanzar, y otro grupo que por necesidad se quedaría  como se halla en estos momentos, sin acceso a la tecnología, como una raza inferior.
      El proyecto internacional “Cajal Blue Brain” inició en el 2002; comprende el estudio molecular del neo-córtex, estructura del sistema nervioso que se encarga de las funciones superiores, con el propósito de crear un modelo artificial  de simulación de dichas funciones.  Se busca terminar la disección molecular, trabajar con ratas y luego con gatos, en un modelo de simulación, hasta llegar al ser humano y replicar sus funciones superiores.
   Algo queda claro en la historia del hombre: Hasta el momento actual no  ha existido un desarrollo equiparable entre tecnología e inteligencia emocional. La tecnología ha ido alcanzando un grado de perfeccionamiento asombroso, en tanto los aspectos emocionales de los diversos grupos sociales se han quedado bastante rezagados, lo que ha resultado en un uso de las nuevas tecnologías que no garantiza de manera uniforme un desarrollo armónico como sociedad.
   A esta combinación de humanidad y tecnología la han considerado “la luz en el corazón de las tinieblas”, a mi juicio un modo poético y esperanzador de creer que aquello que no hemos logrado (o que malogramos) como civilización, vaya a surgir de manera graciosa y perfecta al tiempo de injertarnos la tecnología en la médula de los huesos.   Más bien deberemos enfocarnos a colocar el corazón en el camino de la luz,  propuestos a trabajar “a la antigüita” con esa materia endeble sí, pero preciosa y única: El espíritu del hombre.

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