domingo, 1 de septiembre de 2013

DEPRESIÓN INFANTIL por Rosaura Barahona



La depresión infantil es una enfermedad que hasta hace poco era casi desconocida, pero ya ha empezado a aparecer con frecuencia, lo cual debe ponernos a pensar a todos.

No hace mucho, Austria se consternó ante el suicidio de una niña de diez años. No fue su muerte en sí, sino cómo la planeó. Esta criatura, en vez de estar jugando a las muñecas o corriendo en el parque o jugando a lo de hoy en día, planeaba minuciosamente cómo suicidarse, qué heredar, a quién heredárselo y cómo ser enterrada.

Los padres, familiares y amigos, como sucede frecuentemente, no pueden explicarse la decisión de esta preadolescente descrita como “una excelente alumna, aparentemente feliz que hacía deporte y jamás se quejaba de nada”.

En su diario encontraron una nota en donde decía que ya eran insoportables sus problemas escolares. Había reprobado Mate, pero los expertos aseguran que eso fue sólo el pretexto ¿cuáles fueron las razones reales?

Es una pregunta difícil de responder. Se asegura que el 2.5 de los niños en Austria sufren depresión. ¿Será sólo en Austria? Por supuesto que no. ¿Cómo andarán esos datos en nuestro País, Estado, Ciudad o en la escuela de nuestros hijos?

¿No estaremos exagerando las demandas hacia los pequeños? ¿No los estaremos usando como un instrumento más de la competencia entre amigos y vecinos? Los niños no pidieron venir al mundo. Si nosotros los trajimos, lo menos que debemos hacer es ocuparnos de sus necesidades físicas, mentales y espirituales.

Hay papás que se ufanan de que sus hijos, en primaria o secundaria, ya tienen úlcera o padecen stress porque “su colegio es tan estricto que eso les provoca”. Pobres papás engañados, pero peor aún, pobres hijos robados de su infancia. Ir al colegio debe ser, siempre, un placer, no un sufrimiento. Y si alguien cree lo contrario, está equivocado.

Reflexionemos para revisar nuestra relación con los niños que nos rodean. Alertémonos ante cualquier signo extraño de ellos o de sus amigos; no los dejemos solos: son lo más valioso que tenemos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario