domingo, 19 de enero de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo


LA OTRA MIRADA
Chico Sánchez es un fotógrafo internacional de origen español con base en México.  Ha trabajado de forma independiente para diversas agencias de prensa, además de hacerlo por cuenta propia, ocupado en capturar las riquezas de un lugar con sentido humanista, dando especial énfasis a quienes pueblan los   lugares fotografiados.
  Lo conocí hace algunos años a través de su trabajo, y de entonces a la fecha he tenido oportunidad de seguir el desarrollo de su obra, tanto gráfica como audiovisual.  Acaba de publicar un libro de gran formato intitulado “México, alma natural” (AM Editores, México, 2013), mismo que llegó a mis manos a mediados de diciembre.  Hasta hoy he guardado  un extraño silencio frente a su autor, quien, después de haber facilitado las cosas para que el ejemplar  adquirido llegara a mí,  quizás habrá hallado hasta descortés mi actitud silente.
   …Sucede que se trata de un libro que no podría abordarse con precipitación.  Su gran tamaño y su pasta dura  precisan recogimiento para comenzar a hojearlo, y de igual modo cada página es pausa obligada.  Resulta entonces necesario aislarse del mundo exterior para sumergirse a profundidad  en ese ambiente sereno y maravilloso que la lente viajera  de Chico ha sabido recoger desde muy diversos puntos de nuestra geografía.   De hecho, con la visita de mis hijos en casa, y el ambiente festivo que invadió el hogar  por la temporada decembrina, tuve que echar mano de mis ratos de insomnio para escabullirme hasta el área familiar, encender una luz y comenzar a viajar por ese México que la óptica del español más mexicano lleva a  volcarse frente a nosotros  con excepcional  sobriedad y  belleza.
   Cuidando cada  aspecto de la publicación, el libro inicia con una introducción que presenta, como en pinceladas, la labor de ese  fotógrafo que busca capturar la naturaleza con todo su detalle imbuido por un elevado propósito,  transmitir a través de colores, formas y texturas, aquel espíritu que palpita detrás de  las imágenes que la  lente atrapa.  Un tema recurrente en su obra, la Reserva de la Biósfera El Triunfo, en el estado de Chiapas abre boca para conducirnos luego de manera pausada por la región noroeste del  país,  donde la vida surge como por milagro desde el rudo suelo,  bajo un  ocaso de espectacular colorido.  Sigue más delante su recorrido por la región centro del territorio nacional, para ir a rematar con las maravillas de la  región sureste.  
   Dada la situación  que está viviendo Michoacán en estos momentos, encuentro conmovedor  hallar quién nos invite a entender  esa región  del centro del país como la tierra bendita donde la mariposa Monarca va a concluir su recorrido de 4,500 kilómetros desde suelo canadiense contra todo pronóstico,  partiendo de la fragilidad de sus alas que pintan de  anaranjado aquellos vastos bosques michoacanos.
   “Si entre todos tuviéramos que elegir a un solo maestro, éste tendría que ser por fuerza la naturaleza.”  Reflexión con la que  el fotógrafo que hace poesía aun en contra de su voluntad,  nos invita a volver los ojos a la naturaleza para reencauzar nuestros ímpetus  que a ratos  parecen  tan  extraviados.
   Cuando la lente mágica   nos pasea por Oaxaca y Chiapas,  lo hacemos arrobados ante dos elementos simples que en su conjunción  se vuelven intemporales: Luz que se filtra a través de la espesa selva para  alentarnos a no permitir que ninguna oscuridad nos arredre.   El acercamiento de la lente a la perfecta geometría de un helecho nos lleva a creer que, frente a tal armonía,  nada sobre la tierra existe por accidente.
   La región sureste se nos presenta animada por cascadas, oquedades de  fondo acuático donde el sonido de una simple gota se multiplica en infinidad de ecos, en tanto aquí y acullá surgen ojos que miran fijamente al intruso  que busca atraparlos para la posteridad.   Las costas quintanarroenses se pueblan de aves de diversos tamaños y colores que habitan en perfecta armonía con su entorno.
   “A partir de un simple aleteo, comprendemos que la vida es la suma de lo que hemos sido, más lo que anhelamos ser”, dice el fotógrafo-poeta.
   Lo que más me cautiva cuando llego al final del libro que he  leído robándole horas a la noche, es que en cada página ha quedado plasmado un extraño amor del artista ibérico por nuestra tierra, un amor del que no todos los mexicanos podemos hacer alarde, porque ¡vaya que a ratos obramos en sentido opuesto, como si nos moviera la perversa intención de destruir lo propio!
   ¿Qué encuentra el extranjero en México que tanto lo enamora? ¿Qué  percibe su mirada que se  traduce luego en obras que ensalzan lo nuestro?...

   …Chico Sánchez nos da a todos una gran lección: Nos enseña cómo amar a México por encima de cualquier otra cosa. 

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