domingo, 9 de febrero de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

DE SOCHI A LOS PERRHIJOS
Los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi son un  pálpito vivo del estado actual del mundo.  Para estos Juegos de Invierno, considerados los más caros de la historia,  se identifican   grandes contradicciones, que  analiza Pablo Machuca, del Huffington Post: 1) Coerción a los Derechos Humanos y a la Libertad de Expresión; está visto que todo tipo de comunicación es vigilada y en su caso sancionada, tanto a distancia como  en la vía pública.   2) La sombra del Terrorismo se cierne sobre el evento,  durante el desarrollo de la ceremonia inaugural  un individuo intentó secuestrar una aeronave turca que volaba de Ucrania a Estambul, para desviarla a Sochi.  3) Un claro rechazo a todo tipo de manifestación pública de carácter homosexual, lo que contrasta en la inauguración con la selección de música de Tchaikowsky, gran compositor ruso cuya orientación sexual es bien conocida.   4) Las claras muestras de maltrato animal, lo que ha resultado en un total rechazo de grupos defensores de la vida animal.  Contrario a lo que se anunció en un inicio, que los perros se colocarían en albergues, hay evidencia de que fueron exterminados. Aun así, de acuerdo a un reportaje del Washington Post, el día previo al inicio de las competencias pudieron observarse animales callejeros próximos a las pistas y a distintos hoteles de la ciudad rusa. 5) Fallas en la organización: Han venido circulando por redes sociales imágenes que  ponen en entredicho la capacidad de los rusos  en los acabados de las diversas instalaciones olímpicas.  Dentro de la misma red varios sitios especializados  establecen que no todas las imágenes corresponden a Sochi,  concluyendo entonces que fueron injertadas maliciosamente entre imágenes reales, para desacreditar la organización de aquel país.  
   Todo ello ha dado lugar a suspicacias, inquietudes y diversas leyendas urbanas. Con relación a la prohibición para la entrada de pasta de dientes al país, inicialmente se dijo que no se permitía su ingreso  para prevenir que fuera utilizada en la fabricación de explosivos, y a últimas fechas se corrió el rumor de que podrían contener ántrax.   Algo similar sucedió con el yogurt que llevaban para su  consumo los atletas norteamericanos, producto cuyo ingreso a Rusia fue prohibido de manera tajante.
   Entre dimes y diretes esta ciudad situada entre las montañas del Cáucaso y el Mar Negro habrá de ser por espacio de dos semanas más, el centro de atención del mundo.  Dentro de la declaratoria inaugural, tanto el presidente ruso Vladimir Putin, como el presidente del Comité Olímpico, Thomas Bach, hicieron un llamado a los seis mil deportistas de 88 países que participan en el evento, a la armonía, la tolerancia, la paciencia  y la no discriminación, para una el logro de una paz tan necesaria.
   La apreciación de un evento con tantos altibajos es un escenario más de lo que a la fecha  son relaciones cada vez más complejas entre los seres humanos.  Más allá de una sana convivencia,  éstas tienden a convertirse en una interacción de intereses personales en donde nadie  quiere ceder.  Los ciudadanos  que constituimos la “Aldea Global” compartimos un perfil, y entre otras cosas  nos mostramos poco dispuestos a  conceder el justo valor a los intereses de otros,  pretendiendo que sean los propios intereses los que determinen  aquello que sucede en nuestro entorno. Algo que se da entre individuos como entre naciones.
   Así pues, no nos extrañe pues que los jóvenes se inclinen a favor de las relaciones casuales o poco formales, y que cada vez se animen menos a tener hijos.   Partiendo de lo dificultoso de las relaciones con los semejantes, y  la atención cada vez mayor que   se ha venido dando al comportamiento de  otras especies animales,  surge el concepto de “perrhijos” que  va ganando popularidad en el mundo.   Los jóvenes consiguen una mascota a la que tratan como el mejor amigo, o como el hijo, desde el día en que entra a la casa hasta cuando muere.  Esas cualidades preciosas que batallamos cada vez más para identificar en humanos,    resultan muy evidentes entre perros y gatos.  Tal es el caso de la lealtad, la paciencia o la tolerancia.
   En torno a esta novedosa concepción comienzan a surgir negocios como  estudios fotográficos o “spa” para mascotas, organización de fiestas para perros o gatos, o servicios funerarios con todo lo necesario para despedir y preservar de la mejor manera  los restos de la amada mascota.
     Es interesante contrastar los dos escenarios, el de los Juegos de Invierno más caros de la historia que llaman a la paz y a la tolerancia en un ambiente contradictorio, frente a la tendencia a  humanizar a nuestras mascotas, en las que parecemos encontrar cada vez más aquellos atributos que la humanidad  ha ido  desatendiendo al paso del tiempo.

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