domingo, 9 de marzo de 2014

"Autofoto colectiva" por Luferni


Lo disparó Obama.
El selfie (autofoto colectiva) con la diplomática danesa, ante la mirada molesta de Michelle, su esposa. Luego el famoso de los ganadores del Oscar. El smartphone capta la imagen a poca distancia. Solo aparecen rostros en abigarrada aglomeración.. 
Después se han multiplicado las imágenes que se suben a YouTube, reales o confeccionadas, siempre sonrientes y en grupo compacto e informal.
El selfie parece decir: “aquí estamos juntos, felices, cercanos, en instante amistoso y festivo, mostrando sólo el rostro. Es una situación irrepetible para recordar una confluencia de vidas, en un momento celebrativo”.
Se han fingido algunas de estas auto-fotos con ingeniosos montajes de caras que jamás podrían estar juntas en la realidad. O acentuando el humor y la comicidad, se mezclan fisonomías de personajes de ficción junto a la faz del que las difunde en las redes sociales.
La cámara de teléfono celular, a la distancia del propio brazo, accionada por los propios dedos y dirigida a sí mismo y a los acompañantes produce esta modalidad fotográfica. Se expande vertiginosamente en todos los ambientes.
En este mundo nuestro individualista, egolátrico y autorreferencial el autorretrato colectivo revela vínculos comunes interpersonales que pueden ser de amistad o de complicidad. Frida y Cuevas han practicado frecuentes y sucesivos autorretratos en su trayectoria productiva de pintura y dibujo. En forma obsesiva y recurrente trazaban o pintaban su propia gesticulación y sus actitudes existenciales en diferentes coyunturas. La adicción a los espejos manifiesta en Frida esa observación repetitiva de su propia imagen para llevarla al lienzo incansablemente.
Los medios de difusión intentan también ser un espejo, un autorretrato, un selfie colectivo. Van presentando la imagen de la sociedad en sucesivos fragmentos de filmación informativa. Parece que con solo escarbar un poco se encontrará, en cualquier parte, una fosa común. Y que al realizar una mínima investigación o auditoria se descubrirá -en cualquier organismo público o privado- el fraude, la ilegalidad, el uso arbitrario, la falsificación.
Se multiplican también las cámaras en el área urbana para lograr esa autobservación que descubre infracciones y sustracciones, violencias y pendencias, atracos y embotellamientos.
Las ciudades están en un selfie permanente, salpicando con ojos tecnológicos sus arterias y sus centros de congregación o hacinamiento…
… ¡Sonría y acérquese para que no quede fuera de la foto! ¡Aparecerá en el "libro de caras" que todos observan en su dispositivo portáti!…ja…

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