domingo, 8 de marzo de 2015

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

De verdad que seleccionar en esta vida lo que comemos, lo que leemos, lo que oímos es cuestión que no podemos menospreciar. Todo ello va haciendo de nosotros un producto al cual la esencia se la dio en parte la genética y en otra la educación que haya tenido en el seno del hogar, complementada por la que se impartió en la escuela. 
Somos por naturaleza mas fácil de atrapar por la comida chatarra que por la saludable, esto se debe dicen los especialistas a su palatabilidad, esa cualidad de ser grato al paladar,¿quién no termina con una bolsa de papas fritas llegando a hacer realidad el slogan publicitario de una famosa marca?, le das al fin al paquete sin piedad, la química que se le añade, la sal, la grasa que impregna tus dedos, hasta eso te incita a seguirlas consumiendo, tratando de no reparar en calorías, ni en las consecuencias que el consumo de estos productos acarrean a tu salud. 
Así podríamos transpolar esta alta "palatabilidad" de los pseudoalimentos, con los pseudoartistas que con productos chatarras invitan al consumismo de artículos que solo nos llevan a incorporar a nuestro cerebro entretenimiento de mala calidad, que no construye, que entretiene pero no aporta nada positivo que nos haga crecer, que nos distorsiona el gusto, que nos impide apreciar lo valioso que hay en descubrir los sabores de aquello que realmente nutre el espíritu. 
En gustos se rompen géneros, y cada quien según su libre albedrío, elegirá aquello que satisfaga sus necesidades, sus gustos, sus preferencias. En la diversidad y la tolerancia está el encontrar un balance en la vida. 
Somos finalmente en gran parte el resultado de nuestras decisiones, el menú es amplio, y nos incitará a hacernos adictos por su "palatabilidad", por esa cualidad hedonista de provocar sensación placentera aquello que no necesariamente es lo mejor para nuestro cuerpo, para nuestro espíritu. Cada uno de nosotros encontrará placer en distintas formas, todavía me maravillo de los niños que se fascinan con el brócoli y con aquellos adultos que lloran al leer un poema de Sabines o con la música de Bach, sin que de vez en cuando no disfruten de comer unas papas fritas los unos o de una canción de Julión Alvarez los otros. 
Este mundo no es el mundo del "Nunca Jamás", pero si el de buscar tener en la mayoría de nuestras decisiones, aquellas que incorporen elementos constructivos, sanos, edificantes, para llegar a ser una sociedad pensante, con educación, con valores, con buenos hábitos que consigan mejorar esta descomposición social que nos está invadiendo.

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