domingo, 17 de mayo de 2015

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez






Sé que suena inverosímil pero es cierto.

Lo he comprobado tantas veces que no dudo en decirlo. Hay gente que le huye al amor, como si le temiera o como si se sintiera que no lo merece o que definitivamente para ella nunca habrá un amor sincero.

Establecen relaciones mientras en ellas se adviertan actitudes que de antemano se sabe no conducen a algo definitivo, donde se perciben la falta de detalles,de pasión, de entrega de la pareja, lo sufren pero lo aceptan porque consideran que es lo máximo a lo que se puede aspirar. Se menosprecian ellos mismos, acumulan relaciones que no funcionaron y que era obvio no iban a funcionar, pero que dejaron seguir hasta que el convencimiento fue demasiado doloroso.

Comparo estas situaciones con mi rechazo a comprar una joya genuina por el temor a que me la roben y/o a extraviarla, prefiero entonces la bisutería cuya pérdida no me dolerá tanto, esto en contexto netamente material,imaginen en lo sentimental los costos son inconmensurables. Sin embargo estas experiencias no les dejan un aprendizaje, sino el convencimiento total y absoluto de que el amor no existe,no para ellos, cuando la triste realidad es que ni siquiera han sido protagonistas de un amor real.

Idealizan, sueñan, y despiertos se etiquetan como gente de mala suerte en este ámbito del romance. Resulta más triste aún el verlas como en plena inconsciencia se auto-boicotean cuando alguien de verdad les ofrece un cariño intenso y verdadero, les ganan sus temores, advierten los contras y ni lo favorable que les pudiera ser y se conducen como niños consentidos a los cuales nada les satisface, saben que esa puede ser la relación que estaban esperando, pero es tanto el miedo a que fracase y entonces se pierda su última esperanza, que prefiere destruir la ilusión por sí mismo sin reconocerlo, responsabilizando de nuevo a la suerte que nunca le favorece, al destino, a esa condición que la misma persona se adjudicó de no haber sido afortunado en el amor.¿Cuestión de autoestima? Puede ser que exista el miedo a sentirse vulnerable por amar y entonces negarse a él sea un mecanismo de defensa, defensa tan dolorosa que va amargando el corazón.

Todos podemos y tenemos derecho a encontrar el amor, quizá hay que saber verlo con los ojos del alma y no solamente con los de la razón que a veces queriendo protegernos nos condena.

Siempre, así lo creo yo, en estas cuestiones del querer, será mejor sufrir por un amor perdido que por no haber abierto nunca las puertas del corazón a un verdadero amor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario