domingo, 17 de mayo de 2015

Texto de Hilda Romero en el Día Internacional del Autismo

Carlos, el menor de mis hermanos, es autista. Su nivel de autismo es bajo, pero con algunos rasgos muy marcados, obsesión por el orden, memoria fotográfica, repetitivo, y con una inocencia de niño. Cuando nos dijeron que Carlos tenía un nivel de autismo, nuestra única referencia en aquel entonces, era una película de un niño autista que se la pasaba encerrado en un baño jugando con un plato en el piso, y la vida de Carlos no se parecía a esa escena.


Carlos fue un niño hermoso de bebé, con ojos grandotes y caireles, aprendió a hablar antes de caminar, y nos llamaba la atención porque aprendió a hablar en tercera persona, por todo lo que oía, así que desde su cuna o su corral nos gritaba; saquen al niño del corral, denle su bibi al niño, el niño se quiere salir, más tarde cuando comenzó a caminar y a comer el solo, siempre pensamos que sería ambidiestro, porque igual tomaba la cuchara o el vaso con la mano izquierda o derecha, pateaba el balón con las dos, o coloreaba con ambas manos.

Nunca tenía frío, podía estar helando afuera y él se salía en camiseta, lo metíamos a la alberca y no hacia ninguna mueca porque el agua estaba helada, y cuando tendría más o menos 2 o 3 años, mis hermanos escuchaban a un grupo musical que se llamaba Kiss, y Carlos cantaba las canciones, lo recuerdo perfecto en la sala, con pañal y camiseta, parado cantando una que decía; I WAS MADE FOR LOVING YOU BABY... estaba lo máximo de bebé, bien portado, obediente, y hermoso.

Conforme fue creciendo, los rasgos de autismo fueron apareciendo, podría escribir un libro de las aventuras de Carlos, hay miles, le encanta disfrazarse, hasta la fecha, por años se la paso con una toalla colgada en la espalda porque era superman, cuando le dijimos que Santa Claus era en verdad su papá, quería ir a la Benavides a saludar a su papà que estaba en la entrada con una campana, lo entendió al revés, cuando descubrió los teléfono públicos, nos llamaba todo el día desde alguno, cuando se le cayó el diente y le dijimos del ratón, se lo paso horas buscándolo por toda la casa hasta que encontró una rata muerta detrás de la lavadora...

A Carlos no le interesa la escuela ni los libros, pero se sabe de memoria todas las placas de los carros de los amigos, familia y vecinos, el número de anuncios panorámicos de las calles, y es la agenda de mi mamá, no olvida todos los cumpleaños, aniversarios y aniversarios luctuosos de la familia y amigos. Carlos pertenece al grupo Unidos desde hace muchísimos años, y aun cree que él trabaja con ellos ayudando a niños discapacitados. Está en la UDEM y juega en un equipo de fútbol como portero, aunque le meten todos los goles porque cuando viene el jugador con la bola, se asusta y se hace a un lado, el solo quería ser el portero para vestirse como ellos. El sabe que la policía atrapa a los que roban, alguna vez le tocó ver a uno deteniendo a una jovencita en Gigante robándose maquillaje, y cada vez que va con mamá al súper, al llegar a la caja siempre le pregunta que si no trae nada robado, para que no la agarre la policía... tiene un lenguaje muy elevado, usa palabras rimbombantes, y no entiende el doble sentido ni las madreadas. Se me figura mucho a Forrest Gump.

Carlos me visita en San Antonio muy seguido, y se pasa un mes conmigo, cuando me visita, siento que es Dios en persona quien llega, su tranquilidad me aterriza, me centra, y me hace siempre acordarme de que la vida es tan bella como la queramos ver, a veces me imagino que Dios ha de ser así, blanco, transparente, con alma de niño, como Carlos. Cuando llega a mi casa siempre trae su lista de cosas que quiere comprar, que son 10 o 12, y una vez compradas no quiere nada más, así me pase los días diciéndole que si quiere otra camiseta, u otro par de zapatos, no, porque ya terminó con su lista. Muchas veces lo envidio, quisiera ser como el, para disfrutar cada momento, para no engancharme con nada, para no ver la maldad de algunos, para seguir creyendo que nadie quiere hacernos daño, para no ver ni tener envidias, ni apegos, para abrazar y creer en la gente, para ver lo bueno y divertido en todo, para dormir tranquilo y sin preocupaciones.


Creo que mi vida nunca hubiera sido la misma si Carlos no estuviera aquí, la parte más noble y blanca de mi vida, es sin duda el. Te quiero ngungarin,,,

https://www.facebook.com/2REgiasQueLesValeMadre

No hay comentarios.:

Publicar un comentario