domingo, 7 de junio de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


UNA NUEVA HISTORIA

En nuestro querido México lo que no es jolgorio es negocio. Ese ambiente festivo que nos cargamos para toda ocasión, debe ser en buena medida la razón que atrae a tantos extranjeros a nuestra bendita tierra donde todo se puede y la vida no vale nada. Lo segundo, esto es el negocio, lo hemos venido aprendiendo con el tiempo, el ingenio y un tanto de maña, y aunque no es tan exclusivo nuestro como la fiesta, sí hemos aprendido a hacerlo muy bien.

Nosotros siempre hallamos el motivo para celebrar, desde la fiesta patronal del ejido hasta la Independencia o la Virgen de Guadalupe; copiamos las costumbres extranjeras y las aplicamos a discreción, una de ellas que a la vuelta de unos diez años de implantada sigo sin entender, es la del 20 de Noviembre. Muy estilo norteamericano, corrimos el descanso obligatorio para el lunes de la semana en que cae el 20 de noviembre, pero dejamos el desfile obligatorio en la mera fecha. Esto es, si el 20 cae en jueves, corremos el descanso al lunes 17, pero el desfile sigue siendo el jueves 20, de manera que los niños de primaria tienen que ir a desfilar, aunque sus padres, que ya descansaron el lunes, estén trabajando. Quiero suponer que esta incongruencia histórica es en apoyo al gremio magisterial a últimas fechas tan mimado, si el desfile se corre al lunes de “descanso obligatorio”, los maestros no descansarían porque tendrían que atender el desfile, aunque poner las cosas así implique toda una complicación para los padres de familia. Y por cierto, una muestra más de que somos muy apegados a las festividades, vino a mi mente aquel niño a quien sus padres bautizaron como “Aniv de la Rev”, por habérsele ocurrido nacer un 20 de noviembre.

Hablando de ocurrencias, la mía fue la de visitar dos grandes centros comerciales el viernes previo a las elecciones. La noche anterior acababa de recetarme varios editoriales que hablan sobre si votar o no votar; anular el voto o comerse la papeleta de puro coraje, y por parte de amistades me llegaron algunos avisos de que si los lápices para marcar las papeletas se borran, de que si las casillas son transparentes, y videos que hablan de urnas embarazadas y del reparto de dinero y pantallas de plasma a cambio del voto… Y como nos hemos vuelto demasiado suspicaces, primero pensamos mal, y se necesitará toda una labor de convencimiento –no político, no creo que funcione para estos fines—para que creamos que las cosas no son tan chuecas como imaginamos. Pero con eso de los candidatos que buscan ganar para tener un fuero que los salve de procesos pendientes, y con eso de la malograda reforma educativa que ya ni mayúsculas merece al escribirla… no sabe uno qué pensar.

Volviendo al punto, visitaba yo dos grandes almacenes y me llamó la atención ver a varias personas que salían con cartones de cerveza, algunos de ellos con el carrito lleno, y un matrimonio con dos carritos copados de cartones. A estos últimos en son de chascarrillo les dije “Preparándose para la ley seca”, el hombre me siguió la corriente y se rió, en tanto la mujer puso cara de hígado; les confieso que yo me divertí mucho con mi travesura verbal. Sin embargo más allá de la anécdota, esta implantación de la ley seca de entrada parece contraproducente en dos sentidos: Con base en el movimiento que se observó en los comercios, el propio anuncio de la ley seca y la conminación a prepararse para ello, las promociones que se llevan a cabo para vender más alcohol, y en este caso la coincidencia con un importante partido de fútbol, es lógico pensar que se consumen y se venden más bebidas alcohólicas de manera ilegal en este día, y lo que es peor, demuestra que el gobierno nos trata a los ciudadanos como niños chiquitos.

Cual marca la Psicología Organizacional, el Efecto Pigmalión señala que de acuerdo a lo que un jefe espera del subalterno, el subalterno responderá, de modo que si a los ciudadanos se nos trata como niños chiquitos, así responderemos, y luego que no sorprendan los resultados. Esto de la ley seca es una ironía, un término que indica en la práctica todo lo contrario, pero claro, los gobernantes ponen cara de santos, para luego suspirar muy hondo y manifestar a los cuatro vientos “se ha cumplido la ley”.

Desde la época de la Conquista México ha sido grande en muchos aspectos, y a pesar de las rapiñas y despojos históricos aquí sigue de pie, dispuesto a un cambio de raíz. Quiero creer que los resultados de este día marquen el principio de una historia que pueda escribirse de forma clara y transparente, apegada a la verdad, sin manchones ni dobleces.

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