domingo, 8 de enero de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


De verdad que necesitamos más que una inyección de optimismo,hay que aumentar la dosis y lograr mantenernos con infusiones continuas de él, para poder sortear esta situación que nos ensombrece el inicio de un año, al que muchos aspirábamos llegar con expectativas de que fuera mejor que el pasado.

Se requiere estar unidos como familias, como sociedad, ser parte activa en las manifestaciones de inconformidad y buscar propuestas que sin violencia ni agresión a los propios intereses, sin tintes de vandalismo ni degradación de la sociedad nos lleven a luchar dignamente contra medidas que consideramos injustas. No caer en provocaciones ni ser parte de los que aprovechan las redes para crear situaciones de pánico, buscar las fuentes de la información y tener filtro para aceptarlas como veraces.

Necesitamos que nuestro combustible sea la serenidad, el buen juicio, sentido común, no hablo de pasividad sino de acción coherente, congruente, que lleve dirección.

A México le urge una Secretaría de Relaciones Interiores, para que nos defienda a aquellos mexicanos que por patriotismo, arraigo, o por circunstancias diversas decidimos quedarnos en nuestro país, que soñamos con ser ciudadanos de un país del que no queremos huir para buscar mejor calidad de vida.

Nuestro presidente habla de consolidar el liderazgo de nuestro país en el mundo, frase que hoy más que nunca suena irrisoria, quien puede liderar cuando ni siquiera es capaz de mantener la paz, la justicia en su interior, cuando no puede erradicar la corrupción y la impunidad en aquellos que descaradamente roban las arcas del país, que con tanto esfuerzo solo unos cuantos llenamos a costa de esfuerzo y trabajo honesto.

Preocupado nuestro gobierno por la atención y protección de los conciudadanos que viven en Estados Unidos, parecer ser que nos condena a los que permanecemos en territorio mexicano al olvido y a la desesperanza, sin quién defienda nuestros derechos.

Como bien dice el refrán. "Farol de la calle, obscuridad de su casa".

¿Habrá quien nos dé un poco de luz sin que nos vaya la vida en pagarla?

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