domingo, 10 de septiembre de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Me sorprende el avance de la tecnología, hoy estrenas algún artefacto, mañana ya es obsoleto. Ahora cuando se daña un aparato electrodoméstico o electrónico, las posibilidades de ser reparado son mínimas, termina siendo casi tan costoso como comprar uno nuevo y por ende, desechado.

Un mundo de desechos de objetos que apenas habíamos utilizado por corto tiempo. Nos va siendo imposible utilizarlos, en mi carro ya no puedo escuchar discos compactos, métodos más simplificados y rápidos para escuchar música los han convertido en material inútil. Se exige cada vez más celeridad en disponer de las cosas, como si la vida exigiera ser vivida más rápidamente, ¿que acaso no es ya de por si demasiada corta?

Respuestas, comunicación, conocimiento, todo al alcance de oprimir un botón. Competencia por mayor velocidad de acceso a este mundo virtual que nos va haciendo menospreciar los objetos, quizás eso no sea tan malo, hablaremos de conseguir el desapego a lo material, o quizá no sea tan bueno, porque nos convierte en gente que despilfarra y no le da valor a las cosas, además de consumidores compulsivos que no disfrutan lo que poseen por el deseo de tener algo mejor ¿ más ventajas que desventajas? cuestión de enfoques.

Definitivamente los jóvenes dirán que si son mayores las ganancias, a mi edad quizá lo vivido me haga sentir que vamos perdiendo la facultad que daba la espera, la búsqueda de los satisfactores, el planeamiento que se requería para lograrlos y no tenerlos tan al alcance de la mano, con ello la tolerancia y la perseverancia.

Aprender a cuidar nuestras pertenencias para darles la mayor duración posible, optimizar recursos, para con ello disminuir consumos exorbitantes. Todo ello redundando en los beneficios que estas conductas provocan en las relaciones humanas.

Ejercitar tolerancia, paciencia, perseverancia, ser conscientes de que en este mundo no todo es desechable y merece la pena conservarlo, no convertir al planeta en un basurero donde no quepa ya más la naturaleza.

Renovar, reciclar, valorar la vida, recapacitar y encontrar el verdadero sentido de la palabra desarrollo. No dejar en aras del progreso un mundo deteriorado, contaminado e inhóspito, ni permitir de manera alguna un retroceso espiritual.

Hay mucho que meditar, espero esta modernidad nos dé la oportunidad y no desechemos la maravilla que encierra el vivir en el planeta Tierra y la responsabilidad que adquirimos al pertenecer a la única especie pensante en ella, Homo Sapiens.

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