domingo, 5 de noviembre de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Es una gran responsabilidad ser depositario del cariño de alguien.

Saber que nos hacen dignos de ser queridos, y considerar que tenemos las cualidades necesarias, primero para merecer ese cariño, y luego para conservarlo y mantenerlo a salvo.

Uno quiere a veces sin muchos motivos para hacerlo, un cariño no muy razonado que aflora y hasta nos sorprende, porque el raciocinio a veces no alcanza los límites del corazón,

No se ama intencionadamente, los afectos requieren empatía, un encuentro que va más allá de la razón. No siempre hay reciprocidad en el sentimiento, tampoco se es responsable de que así sea. Cariños inmerecidos, cariños involuntarios, no hay premeditación en el querer.

Cuánto daño hacemos al no reconocer que cualquier cariño recibido merece respeto. Si no es posible corresponderlo, ser honestos, tampoco es válido fingirlo tan solo por compasión.

El cariño auténtico tiene aroma inconfundible que se percibe a distancia, para alertarnos de su presencia. El amor de mis padres y el que le tengo a mis hijos es quizá la mejor fragancia que he aspirado y que aspiro lleguen mis hijos a percibir en este amor que rebasa las fronteras de mi corazón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario