domingo, 6 de mayo de 2018

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Ya viene el 10 de mayo, un día que desde pequeña significaba para mi uno de los más especiales en mi vida. Con tiempo mi hermana y yo ahorrábamos para poderle comprar a mi madre un regalo, confieso que muchas de las veces debe haber sido un fiasco para ella el detalle, porque la verdad sea dicha, el que le regalen a uno un refractario no es como para brincar de gusto.

Mi madre jamás hizo algún gesto o comentario reprobatorio, sé que valoraba nuestro esfuerzo y que recibía en aquel obsequio nuestra mejor intención de ofrecerle una muestra de cariño, y que más que todo implicaba el renunciar a una parte de nuestra --ya de por si-- escasa mesada. 

Conforme fui convirtiéndome en adulto, el día cada vez fue adquiriendo mayor significado, mi madre era mujer inigualable en su espíritu de lucha, en su entrega, en su férrea voluntad de formar hijos responsables, útiles a la sociedad, independientes. 

Quizá no logramos llegar a la medida de sus afanes, que fueron muchos, pero igual que con nuestros presentes, siempre hizo patente su orgullo y satisfacción por todos y cada uno de sus hijos.

Ahora sigo festejando y honrando su memoria, y si bien mi mayor orgullo es ser la madre de mis hijos, sigo deseando ser hija cuando se llega el 10 de mayo.

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