domingo, 2 de diciembre de 2018

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Nada me ha liberado más en la vida, que poder reconocer que no puedo lidiarla sola. Si bien las personas son reemplazables, substituíbles y no indispensables, y lo he repetido en varias ocasiones, si son necesarias. Negar que así sea y que nada cambia nuestra vida si tenemos a nuestro lado a un ser querido o no, o bien es miedo a reconocerlo o es soberbia que no hay mejor vida que la que se acompaña de afecto

La demasiada objetividad, el excesivo análisis, la concientización total de los sentimientos para poder manejarlos, reconocerlos, poderlos --según nosotros-- colocar donde no nos hagan daño y utilizarlos a conveniencia, es tarea que solo nos lleva a actuar mecánicamente, a ir perdiendo poco a poco la sensibilidad y a actuar como robots, que solo buscan pasar por el mundo sin contraer compromisos que los aten a los demás, sin apego a sentimientos que puedan doler al perderlos, creando una atmósfera de protección que resulta totalmente insana y tóxica; que enrarece el propio ambiente y el de los que los rodean.

Resulta finalmente más esclavizante la soberbia, que rendirnos y dejarnos llevar por el cariño, perder el miedo de reconocer que podemos, si,vivir sin ellos, pero que nuestro mundo nunca será igual en tonos grisáceos que con el maravilloso colorido que le da el amor.

No me apego a lo material, eso va y viene, el cariño puede que tampoco sea estacionario, pero pretendo que no sea por descuido, ni por no agradecerlo que lo pierda, ni mucho menos que un día sea yo capaz de despreciarlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario