domingo, 8 de diciembre de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


A veces uno quisiera decir lo que siente, no tan solo lo que piensa. Aquello que pensamos ya va filtrado, va cernido a través de la prudencia, de la experiencia que hemos adquirido según los años vividos. Aprender a no hablar de forma  impulsiva, a no dejar escapar lo que a veces se nos queda en la garganta, por no dejar al descubierto esa parte que solo nosotros conocemos de nosotros mismos. Actuamos así por no agredir, o por el contrario, por no desnudar sentimientos que pueden dejarnos vulnerables ante aquél que no los valore o los malinterprete.

Decir lo que se siente así tal cual, como brota del  corazón, implica ante todo no permitirnos sentir hostilidad para los demás, no odiar, no guardar resentimientos. Corresponde a ser asertivo y saber utilizar las palabras que no ofenden, que no dañan, que tan solo manifiestan verdades pero no llevan el afán de lastimar. Ser honesto, sincero y asertivo, requiere de forma obligada reflexión, aventurarse a decir lo que se siente.  Sin ello, no necesariamente habla de autenticidad, se tiene que tomar en cuenta que nuestro mensaje será interpretado de diferentes maneras.
      Para hacer llegar a los demás nuestras emociones, es necesario tener sentido común, de cuando es el momento, el lugar, con quien o con quienes voy a compartir mi sentir. Ser empático, teniendo la sensibilidad de advertir y apreciar ideas o sentimientos que nos son ajenos, pero que comprendemos y por ello somos capaces de entrar en sintonía emocional con esa persona.
     Decir lo que se siente y no tan solo lo que pienso, casi creo resulta imposible, la vida me ha mostrado que dejar escapar las emociones de manera irreflexiva, sin pasar por el proceso del pensamiento, en pocas ocasiones dará los resultados esperados. Pensar con el corazón y sentir con el cerebro resultan claves para expresar nuestros sentimientos.
     Tener la capacidad de transmitir nuestras emociones con empatía, asertividad, y autenticidad, es sabiduría que ni en toda una vida quizá logremos alcanzar, pero día a día, habremos de aprender a compartir con los demás mensajes positivos que trasciendan, que dejen en el alma mucho más que aquello que las palabras pueden expresar.

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