domingo, 19 de abril de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Amor en tiempos de coronavirus. Hay que insistir en no perder de vista este sentimiento, a pesar del miedo, a pesar de la incertidumbre, del encierro, de la inestabilidad. Hay que preservar en nuestra esencia humana, todo aquello que nos permita el regreso a la "normalidad". Una que seguramente nos resultará distinta, conscientes de que somos una sola raza humana, multicolor, polifacética, pero una sola, que habita en este planeta, y que nos debe importar tanto el prójimo como nosotros mismos.

Estas prácticas que emergen al mismo tiempo que emerge este nuevo virus, son desastrosas, el acaparamiento de los recursos. La denostación y siembra de desconfianza hacia las autoridades de gobierno, sin otro afán que el amarillismo vano. Porque no aporta, porque no va en pro de apoyar un movimiento de solidaridad, solo alarmar. La discriminación y mensajes xenofóbicos que permean y dejan una herencia transgeneracional de odio y discriminación. 

Todo lo anterior,  tristemente en nuestro país, hace ahora víctimas a quienes son piedra angular en el combate a esta epidemia, médicos, enfermeras que son agredidos por niños y adultos, física y moralmente. Los ataques provienen de gente que presa del miedo, de la ignorancia y de falta de humanitarismo, se vuelca contra quienes llevan en esto la peor parte. Resulta injusto e inmoral que esto suceda, ¿dónde está el amor? ¿dónde está el sentido humanitario? ¿en qué religión se les inculcó eso? ¿en qué seno familiar se criaron?

Mucho de lo que se publica, se hace tan solo para evidenciar deficiencias hacia la comunidad, sin  llevar un propósito, en cuyo caso iría dirigido a quienes puedan resolver las fallas. En cambio se hace on el fin único de provocar más angustia. Si se va a criticar que sea para construir y no para lo contrario.

Tiene que saberse del amor en tiempos de coronavirus, que prevalezca, que se deje a un lado toda esa basura en las redes que corroe el alma, que solo lastima, que provoca, que nos incita a la agresión, a la marginación, a la discriminación, al egoísmo de solo pensar en nosotros mismos, a tener una cultura individualista y no lo que ya nos urge en pro de la colectividad.

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